Los coches modernos pueden llevar hasta dos kilómetros de cable y un ordenador mucho más potente que el de tu casa. Y es que saben mucho… son muy «listos»… y a veces muy «mandones». Te dicen, por ejemplo, cuando debes cambiar de marcha… te avisan de posibilidad de hielo, de cuándo hay que llevarlos a revisión, del régimen máximo en frío, del consumo, de las presiones… y en los eléctricos e híbridos, de cómo ser más eficiente. La pregunta es, ¿hago caso a mi coche?
Lo confieso: A mí, como aficionado, que el coche me diga lo que tengo que hacer no es que me cause rechazo, pero no me ilusiona. Ahora bien, como profesional, os digo que a gente menos motivada y menos entendida que tú que yo, les viene bien.
Te recomendamos este vídeo sobre lo que consideramos conducir bien.
Los coches de ahora son muy listos
Lo cierto es que los coches de ahora son listos, muy listos. Seguramente más listos que el ordenador que tienes en casa. Los coches modernos tienen una centralita o ECU. Las siglas ECU significan Electronic Control Unit, Unidad de Control Electrónico en español y es el ordenador o cerebro del vehículo encargado de reunir toda la información del motor para que el coche funcione correctamente.
Seguramente habréis oído hablar también de la CPU o unidad central de procesamiento, del ECM unidad de control electrónico, del PCM o módulo de control del tren motriz y otros… todos estos forman parte de la centralita… así que no nos liemos. Un coche moderno está lleno de sensores en el motor, el cambio, la suspensión, frenos, pedales, motor, calefacción y todo lo que se te ocurra. Más de 300 sensores que lo saben todo. Por ejemplo, saben el régimen, la velocidad del coche y la posición del acelerador y te dicen que marcha debes llevar…
O saben el régimen del motor, la velocidad, la marcha engranada en cada momento, de forma que saben si vas con el coche cargado o descargado, por supuesto la temperatura exterior y, evidentemente, lo kilómetros recorridos, y te avisan cuando debes llevar el coche a revisar…
Aquí tienes nuestra opinión sobre el exceso de ayudas electrónicas.
Pero, ¿hay que hacer caso de todo lo que nos dicen?
Pero la pregunta que os hacéis todos es, ¿hay que hacer caso a nuestro coche? ¿Sabe más que nosotros? A veces sí, a veces no.
Hemos elegido 10 situaciones en la que tu coche o tu moto, que también caen en esto, te dan instrucciones. Os explicamos como llegan a esa conclusión y lo más importante, te decimos que debes hacer.
Y al final vamos a daros 3 opciones: «Haz caso a tu coche», «ten en cuenta lo que te dice tu coche» y «pasa de tu coche». Pero para saber el veredicto, tendrás que ver el vídeo. Aquí te contamos las situaciones:
Indicador cambio de marcha
Ya te lo hemos dicho: ¡Tu coche lo sabe todo! Régimen del motor, marcha engranada y posición del acelerador, entre otras cosas. Y en función de esos parámetros, te aconseja una marcha u otra.
¿Solo en función de esos parámetros? No, hay otro criterio que importa más: ¿Qué quiere tu coche?, mejor dicho, ¿qué quiere el fabricante?: Menor consumo, menores emisiones, más prestaciones, más agrado de conducción…
¡Llévalo a revisión!
Te decían antes que tú eres más listo que tu coche. No me voy a desdecir de esa información, pero te digo otra cosa: Tú coche tiene mejor memoria que tú. Y en función de eso te dice cuando debes llevar el coche a revisar.
Cuenta-rpm con «termómetro»
Mi moto, que vale un dineral, no lleva termómetro de agua… ¡alucinante! Pero si un sistema muy interesante que sé que algún que otro coche lo lleva: La zona roja del cuenta vueltas está a un régimen u otro en función de la temperatura del agua y el aceite.
¡Para a tomar un café!
Esto cada vez lo veo más. Y es habitual en los navegadores. Y en general, no se lo curran mucho, cuando han pasado más o menos dos horas o bien te dice el navegador que pares a descansar o en algunos coches te aparece un testigo con una taza de café.
¿Demasiado infoentretenimiento?
Presiones bajas
Con lo poco que mira todo el mundo las presiones, y digo todo el mundo… sí, tú también… y tú… y tú. A muchos usuarios, incluso conocedores y aficionados del automóvil, les da pereza mirar las presiones… y para tu seguridad, ¡es muy importante!
Consumo instantáneo
Hace mucho que los BMW llevaban este sistema, al principio, una aguja que parecía loca porque no estaba quieta. Ahora es una cifra que, igualmente, no para quieta. Porque el consumo instantáneo es, en mi opinión, y salvo en casos contados, como una autopista plana a velocidad estabilizada, un dato que no sirve de mucho.
Aviso de hielo
Otro sistema que te avisa y te dice «peligro de placas de hielo». Se enciende más o menos cuando la temperatura exterior es de 3 grados sobre 0 o más baja… Bueno, yo he visto placas de hielo cuando hacia 10 grados o más en zonas umbrías de carreteras de montaña.
Testigo de reserva
«Conviene parar a repostar». En general, no es bueno apurar el depósito. Pero, si eres un buen conductor y eres aficionado, seguro que haz hecho los siguiente: Mirar la capacidad en litros que declara el fabricante que tiene su coche, llenar a tope, conducir hasta que se encienda la reserva y volver a llenar. Con eso sabrás, de forma muy aproximada, la reserva que tiene tu coche.
Presión de aceite
He puesto presión de aceite, pero incluiría aquí, por ejemplo, la temperatura del refrigerante… aunque los más grave es que un coche se quede sin aceite… Los hay que te marcan el nivel, pero si se enciende el de presión… ¡alarma roja! A un buen conductor, salvo avería, esto no le va a pasar.
Conducción eficiente
Típico en todos los coches híbridos y eléctricos, un sistema, generalmente muy intuitivo, que te indica cuándo y cuánto está recargando el coche. Os confieso una cosa: Además de conseguir una autonomía más elevada esto te ayuda a conducir mejor y es de los pocos alicientes y divertimientos que tienes estos coches… espero que no suene despectivo porque no quiero serlo.
Conclusión.
Como veis en el mundo del motor no todo es blanco o negro, hay una gran gama de grises… y es lo que pasa son estos sistemas, unos interesan mucho, otros no tanto y otros nada…
Coche del día
He escogido el Mercedes SL en su generación R129 de 1989. ¿Por qué? Fue el primer coche que probé, creo que la versión V8 de más de 300 CV, con control de tracción. Y escribí un «recuadrito» titulado «El coche inteligente… ¿o el coche listillo?» A la marca no le gustó, pero era una reflexión acerca de lo intrusivo que era en la conducción ese sistema ASR.