Mis 10 Coches de la Adolescencia

Estos son los 10 coches soñados de mi adolescencia. Porque ya os conté que mis padres, ¡unos benditos! me dejaron empapelar la habituación con «posters» de mis coches favoritos… y era lo último que veía al acostarme y lo primero que veía al levantarme.

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La verdad es que es cierto: Mis padres eran unos benditos. Porque con unos 15 años les pedí que me dejasen decorar mi habitación a mi gusto y me dieron luz verde: Pinte los marcos de naranja intenso con partes en negro mate y llené las paredes de poster de coches y motos…

Os recuerdo que nací en 1960… así que como he puesto el año de aparición de cada modelo, ya sabéis mi edad… en torno a los 16 años… en plena adolescencia… ahora estoy en la
«viejolescencia«…

Los tres mejores, los que hacían podio, están al final. El resto los he puesto por orden inverso de preferencia… más o menos. Porque usé probablemente cerca de 50 posters… estos son los destacados.

10. Pontiac Trans-Am Firebird (1976)

Me refiero a la segunda generación, si es negro y con un águila dorado en el capó, como el que conducía Burt Reynolds en la película “Los Caraduras”.

9. De Tomaso Mangusta (1967)

Descubrí este coche, como muchos otros, gracias a la magnífica colección de coches metálicos a escala 1/43 de la marca española Auto Pilen. Y luego, en las revistas, investigue y me informe… y me enamoré de su diseño, de su capó motor con alas de gaviota, de su potencia gracias a un V8 americano de 300 CV…

8. Porsche 936 (1976)

Por supuesto blanco con los colores Martini… ¡que preciosidad! Este modelo era nada menos que el sucesor del 917 y nada menos que en antecesor del 956. Y ganó las «24 Horas de Le Mans» nada menos que 3 veces en los años 76, 77 y 81… las 3 con Jacky Ickx… un figura.

7. Ferrari BB (1973)

BB o mejor aún, Berlinetta Bóxer. Y es que en una de esas maravillosas revistas de las que os hablo en mi podcast descubrí un articulo técnico sobre este coche… y me enamoré. No, no soy un hombre superficial, no me enamoré de su cara bonita, por mucho que fuese muy bonita, me enamoré de su corazón.

Y eso que este coche es un «mentiroso», porque se llama «Berlinetta Bóxer» y ni es una cosa ni otra. Berlinetta es un coche que lleva el motor entre el eje delantero y el habitáculo… y esto modelo lo lleva a espaldas de los ocupantes. Y no es bóxer sino en V a 180 grados…

6. Alpine A442 Turbo (1978)

Didier Pironi, un joven y brillante piloto que solo la mala suerte le impidió ser Campeón de Mundo del F1, acompañado del experto Jean Pierre Jaussaud, piloto de 41 años, vencieron en Le Mans del 78. De este coche me encantaba el motor turbo, el sonido, los colores, los pilotos… ¡todo! Un coche que he puesto en el sexto puesto, pero podría estar más arriba.

5. Lancia Stratos (1973)

El primer rallye que fui a ver en mi vida, de largo nombre fue el II Criterium Pub 6 Peniques/Criterium Luis de Baviera de 1977. Y allí vi por primera vez y al natural a uno de los coches de mis sueños: El Lancia Stratos de Jorge de Bagration copilotado por Manuel Barbeito. No tengo buena memoria para las fechas, pero esta no la olvido porque el domingo 29 de mayo de 1977, poco después de que viera a ese coche, tuvo un accidente que costó la vida al copiloto… y es que el Stratos nunca fue un coche fácil.

4. Alpine A310 Calberson Gr.4 (1977)

Este coche, con el que mi querido piloto Guy Frequelin con el dorsal número 2 fue Campeón de Francia de 1977 podría haber estado en la primera posición tranquilamente… No lo está por una razón muy sencilla: El póster de este coche era muy pequeño… y llegó después, cuando los mejores espacios estaban ya ocupados.

Pero, os lo aseguro: Soñaba con este coche. No me imaginaba un coche más bonito que este incluido todo, desde la carrocería, los colores, las ruedas, el alerón… lo dibujaba en todas partes, casi de memoria, y creo que podría volver a hacerlo ahora mismo.

3. Porsche 911 Turbo (1975)

Lo sé, BMW lo había hecho antes con el BMW 2002 Turbo, que también podría haber estado en esta lista. Pero siempre lo digo, la fama de coche complicado de conducir, pero extremadamente eficaz del 911 con motor turbo primero de 260 CV y más tarde de 300 CV, hacían de él un modelo muy atractivo… el atractivo de los «malos de la película»… ¿Quién se acuerda del «blandito» de Luke Skywalker de «La Guerra de la Galaxias»? Se acuerdan de Darth Vader y de Han Solo, el malo de la película y el «malote»… Con el tiempo descubrí que el 911 no era «malote» sino que era, por carácter, malo, muy malo…

2. Lotus 78 (1977)

Bueno, en realidad fue en 1978 cuando convivió con el 79 y ganó el Mundial de constructores y pilotos… Pero el primero fue el Lotus 78 y ver a ese monoplaza en acción era sinceramente un espectáculo que te dejaba embobado. Era tal la superioridad del efecto suelo que, sobre todo en curvas rápidas, se apreciaba a simple vista… Y es que, además, Mario Andretti entendió el coche y el concepto desde el minuto “uno” y ya con el 79 formaron un tándem invencible. Estéticamente, con los colores negro y oro de John Player Special… pocos monoplazas hay más bonitos que este… y para muchos es el F1 más influyente de la historia. Es un coche que me apasionó.

1. Renault RS01 (1977)

El 14 de julio de 1977, apenas dos semanas antes de que cumpliese los 17 años, debutó en Silverstone un coche que lo cambiaria todo. Recordemos que reglamento lastraba enormemente a los coches sobre alimentados. La cilindrada limite era de 3 litros, pero si usabas sobrealimentación, ya fuese turbo o compresor, solo podía ser de 1.500 cm3, la mitad. Tanto como el coche, me gusta la historia. Hicimos un video con ella… que puedes ver, porque está en este área de miembros. Y, en titulares, es esta: Parecía imposible. Pero un grupo de irreductibles galos, capitaneados por André De Cortanze, François Castaing y Jean-Pierre Jabouille, piloto e ingeniero, fueron capaces contra todo pronóstico de conseguir que el turbo se impusiese en la F1.

Conclusión

En mi familia hay quien me pregunta, más bien se pregunta, si después de tantos años, tantos como 59, ¡tantísimos! Me gustan los coches como antes… y siempre digo que, para mi sorpresa, no me gustan igual… ¡me gustan más!

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