Cuando se habla de Renault 5 Turbo casi nadie piensa en el R5 Copa Turbo de 1982, ni siquiera en el conocido como «culo gordo»… la mayoría piensan en el Supercinco GT Turbo. De igual modo cuando nos referimos al Ford Fiesta XR2 casi todos piensan en las versiones posteriores, no en el primero, de 1982. Coches, como digo, a veces olvidados, muy distintos entre sí e iniciadores de una verdadera saga. Pero, ¿cuál era mejor?
En este vídeo repasamos la historia de todos los Renault 5 Turbo.
Me gustan estos vídeos en los que prácticamente no necesitaría guion, porque es una historia que he vivido, más como lector y aficionado que como probador, pero es que son dos coches que conozco muy, pero que muy bien. Nos vamos a ir no a 1981 ni a 1982… sino a 1976, cuando nace el Renault 5 Copa atmosférico, sin turbo.
El Renault 5, un coche muy popular
El R5 gozaba de un gran éxito, aunque las versiones básicas se veían superadas en prestaciones por sus rivales, sobre todo por el Fiat-Seat 127 que con su alegra motor de 903 cm3 y buen comportamiento tenía un tacto más deportivo. Así que Renault decide montar el motor del Renault 12, de 1,3 litros y 64 CV en el R5 y nace el Renault 5 TS, mi primer coche de carreras. Pero aún con más potencia sobre todo las suspensiones, muy orientadas al confort, penalizaban la motricidad en particular y su comportamiento deportivo en general. Aquí tienes una comparativa entre el Renault 5 y el Seat 127.
Así que Renault decide lanzar una versión aún más deportiva del R5 y encarga una nueva culata hemisférica a Gordini… Gracias a esa culata y a un leve aumento de cilindrada hasta los 1.397 cm3, este modelo ofrecía 93 CV que para un peso de poco más de 800 kg, cundían mucho.
En Gran Bretaña se llamó Gordini y en Francia Alpine, pero en España juzgaron, con muy bien criterio en mi opinión, que el nombre Copa era el ideal. Y lo era, porque el prestigio de la Copa Renault era espectacular.
El turbo estaba de moda en general y Renault lanza, en 1982, el R5 Copa Turbo.Se bajo la comprensión a 8,6 a 1, el turbo soplaba a 0,45 bares y la potencia crecía de 93 a
110 CV… que son muchos. En la versión de venta al público se equipaba frenos de disco también detrás y llantas de aleación… y poco más.
Ford Fiesta «zapatones»
A principios de los años 80, Ford también aspiraba a seducir al público que quería un utilitario con ciertas dotes deportivas y en 1981 lanza el Fiesta Super Sport, llamado por alguno «zapatones». Seamos sinceros: Ford estaba por encima de sus rivales en cuanto a acabados y calidad percibida y el Fiesta SS era llamativo y precioso. Pero no era más que un Fiesta 1.300 S con motor 1.3 de
66 CCV con una «ruedacas» -para la época- de 185/60 en llantas de 13 x 8 pulgadas.
Aquí tienes la historia del Ford Fiesta.
Pero en 1982, y viendo el éxito del Copa, Ford decide tomarse las cosas en serio. Ford, una marca más bien conservadora, en esos años no quería saber nada de turbo y lo que hace es montar el motor Kent, su motor de toda la vida y de confianza, en el vano motor del Fiesta. Era un motor de 1.6 litros y 83 CV a solo 5.500 vueltas. En cuanto a presentación, lo cierto es que en esos años Ford estaba por encima y las llantas de agujeros, la gama de colores y el diseño del interior, marcaban diferencias con el Renault.
Y sobre todo fue acertado, muy acertado, un cambio que parece menor, pero en el que reside la mayor personalidad estética del XR2: Cambiar los pequeños faros rectangulares de los Fiesta por dos enormes faros redondos apoyados por faros de largo alcance supletorios. El coche era y es muy bonito.
Casi 30 cv de diferencia
Seguro que estás pensando: «Sí, muy bonito, pero 83 CV contra 110 CV es mucha diferencia». Pues sí… y no. Porque en el R5 turbo había que lidiar con la respuesta del turbo y llevar el motor alto de vueltas, mientras que en el Ford se disponía de muchos bajos y era un motor muy progresivo.
Os doy datos: El Renault 5 Copa Turbo ofrecía 110 CV a 6.000 rpm mientras que el Ford ofrecía su potencia 500 rpm más abajo. En el caso del par máximo el R5 superaba al Fiesta por 15 mkg a
12,8 mkg… pero el R5 lo daba a 4.000 rpm y el Fiesta a 2.800 rpm… ¡una gran diferencia!
En conducción deportiva había otro aspecto de gran importancia: La motricidad en curva. No debemos olvidar que el R5 era en realidad un R4 con otra carrocería, con motor longitudinal y más estrecho de vías, frente al motor transversal del Fiesta. Las vías eran de 1,35 y 1,34 metros para el Fiesta y 1,29 y 1,27 metros para el R5, una diferencia notable.
No es casual que el Fiesta tuviese sus mayores éxitos deportivos en rallyes y el R5 en circuitos. En rallyes, donde hay que «improvisar» más y las curvas son más cerradas un motor progresivo, con bajos y una buena motricidad son claves. El R5 en circuito, a base de endurecer la suspensión y de ser cuidadoso con el acelerador podía compensar su falta de motricidad en las curvas más rápidas de un circuito y explotar su mayor potencia. En cuanto a habitabilidad y acabados el Fiesta, más moderno, también superaba al R5 y su aspecto era más moderno y, como decía un amigo mío de entonces, más “molón”.
Aquí tienes una comparativa entre el Renault 5 Turbo y el Fiat Uno Turbo.
And the winner is…
Hoy lo tengo difícil para dar un ganador… así que voy a hacer trampas. Sí, porque con la cabeza, por muy poco margen, tengo que dar por ganador al Fiesta, sobre todo para el día a día, con un motor más agradable, sencillo, económico, mejor habitabilidad y buenos acabados.
Pero mi ganador con el corazón, por muy poco margen, el Renault 5 Copa Turbo, quizás porque era el coche al que aspiraba cuando corrí con mi R5 TS primero y con un Copa atmosférico después.
Consultorio
Hoy es muy particular y voy a responder solo a una pregunta: «Quería saber si Gandini alguna vez colaboró con Ferrari. Un saludo y felices pascuas».
No hay uno sino ¡dos! Ferrari diseñados por Gandini. Uno es el Ferrari Dino 308 GT4 presentado en el Salón de París de 1973… no confundir con el Dino Ferrari. Era un 2+2 de motor central, líneas angulosas y también un encargo a Bertone, pero cuando Gandini estaba al frente,
El segundo es un prototipo, el Ferrari 308GT Rainbow Concept de 1976 cuyo diseño pertenece a Bertone, pero también siendo el diseñador jefe del estudio era Gandini. Según sus propias palabras, «no iba a hacer lo mismo que Pininfarina, así que diseñe un Ferrari que no parecía un Ferrari». Y así es. Un genio.