En 1980 Aston Martin creó su primer “superdeportivo” futurista, denominado Bulldog. Además de su impresionante estética, pretendía superar la barrera de las 200 millas por hora (322 Km/h). Sin embargo, a pesar de sus afiladas líneas y sus 610 CV de potencia, el proyecto se desinfló antes de intentarlo. Malvendido en Arabia Saudita, acaba de ser recuperado y restaurado por un norteamericano, que pretende lograr que su Bulldog corra como nunca lo había hecho.
Aston Martin ha producido algunos de los mejores y más bonitos Gran Turismo de la Historia. Pero a finales de la década de los ’70 estaba en crisis de identidad y de finanzas, como toda la industria automovilística británica. Victor Gauntlett, presidente de la marca en ese momento, quiso crear un modelo como no había existido antes, que fuera emblema mundial de la firma. Algo capaz de competir con los Lamborghini o Ferrari italianos, que conquistaban al público: el Bulldog.
Un Aston Martin con motor central y 600 CV
Para ello puso a su principal diseñador, William Towns, al frente del “Project K-901”. Incluía una carrocería espectacular y un motor –por vez primera- en posición central. Para ello se preparó un V8 de 5,3 litros con doble turbo, que proporcionaba 600 CV de potencia y 677 Nm de par. Towns realizó un concepto de líneas rectas y ángulos vivos, que medía 4,7 metros de largo por 1,9 de ancho y sólo 1 de alto. Contaba con una distancia entre-ejes de 2,7 metros y era un biplaza con dos enormes puertas articuladas en el techo.
Además ofrecía una original batería de faros que aparecía al descender parte del capó delantero, aportando toda su agresividad al nuevo Aston Martin Bulldog. El habitáculo, recubierto de cuero, también se adelantaba a su tiempo, con instrumentación digital y retrovisor por cámara ¡en 1980!. Aceleraba de 0 a 100 Km/h en apenas 5,1 segundos. Y se esperaba que superase la mítica cifra de las 200 millas por hora (322 Km/h).
El Aston Martin Bulldog debería haber alcanzado las 220 M/h
Las primeras pruebas fueron satisfactorias, con una marca de 307 Km/h. Pero se esperaba alcanzar hasta 380 en una pista especial, a partir de los cálculos realizados. Y luego fabricar 25 unidades del Bulldog para su venta. Sin embargo, un cambio de política en Aston Martin puso abruptamente fin al proyecto en 1981. El único ejemplar salió a subasta y fue adquirido por un millonario árabe en 130.000 Libras, llevando el coche a su colección privada.
Cuarenta años más tarde, el no-menos-millonario norteamericano -y apasionado de los coches- Philip Sarofim, consiguió comprarlo. Fue enviado al restaurador británico Classic Motor Cars de Bridgnorth. En su taller le han dedicado 6.000 horas de trabajo. Se ha desmontado y despintado hasta el último tornillo y remontado en condiciones originales. Ahora ya está en condiciones de rodar de nuevo y, su propietario, quiere conseguir batir aquel récord de 200 m/h que nunca se afrontó en 1980. Para ello contará con las instalaciones de la Royal Navy en Somerset, que apoya también este proyecto tan “british”.
El Bulldog ganó la «Coppa d’Oro» en el Concurso de Villa d’Este
De momento, Sarofim se ha presentado con su Aston Martin Bulldog en el Concurso de Elegancia de Villa d’Este, en el lago Como, uno de los más prestigiosos del mundo. Y allí obtuvo la “Coppa d’Oro” que es el mayor galardón, reservado a rarezas automovilísticas y a restauraciones primorosas. No es muy habitual que se conceda a un coche tan “moderno”, pero también fue el favorito del público en esta edición.