Los coches de competición más difíciles de conducir

Todos los coches de competición son difíciles del conducir. Ya sabéis esa regla que dice: Cuanto más eficaz es un coche, más complicado es de llevar. Y también sabéis que en competición solo hay un objetivo: La eficacia. Así que todos los coches de competición son difíciles de conducir… pero, os aseguro que ha habido algunos con mucho carácter…

Me ha costado elegir 10 coches… solo 10. ¿Por qué? Porque valdría casi cualquier Fórmula 1, cualquier Grupo B o cualquier coche de la Can-Am, por citar solo tres categorías con coches cuya conducción están al alcance solo de unos pocos elegidos.

Pero me he propuesto una cosa: Buscar y rebuscar entre aquellos que por una u otra razón eran especialmente complicados y tenían fama precisamente de eso, de ser coches que, para llevarlos rápido, había que ser muy, pero que muy buen piloto. Estoy seguro que me he dejado coches fuera… pero no tengo dudas que os va a gustar esta selección. 

Auto Unión tipo C. (1934)

En 1958 Cooper fue el primer Fórmula 1 en llevar motor central… sí, el primer F1, un campeonato instaurado en 1950, pero no el primer monoplaza de Gran Premio en llevar motor central, mérito que le corresponde a Auto Unión.

Pero es que además este Tipo C contaba con un motor V16 de 4,3 litros y cerca de 300 CV. Tenía fama de ser un coche muy, pero que muy complicado por muchos motivos. El principal, probablemente, la peculiar posición de su motor, que hacía que su comportamiento fuese distinto a todos los demás coches de su época. 

BRM V16. (1950) 

Este coche contaba con un motor de 16 cilindros, solo 1.5 litros pero que gracias a la sobrealimentación ofrecía 550 CV a 10.000 rpm¡en 1950! Un coche que un piloto de la talla de Stirling Moss confesó que odiaba, pues era muy potente pero muy pesado y con un reparto de pesos que no era el mejor del mundo.

Ford 3 litros GT. (1968)

¿Os parece que John Surtees es un buen piloto? Pues el bueno de John se negó a conducir este coche porque le parecía peligroso y difícil de conducir. Para mi uno de los coches de competición en la categoría de prototipos más bonitos que han existido nunca

He leído por ahí que este coche es el precursor del GT40. Falso, precursor no, antecedente si, pues fue anterior. Mientras Ford ya estaba centrada en el GT40, el equipo Alan Mann Racing, con la ayuda de Ford Europa y de los patrocinadores Castrol y Good Year crearon este prototipo “alrededor” con comillas, del motor Cosworth DFV de F1

Porsche 917. (1969)

El 917 nace como una evolución del 908 con motor V12 y Porsche necesita hacer 25 unidades para homologarlo, 25 unidades que fueron construidas a toda pastilla. Eran coches que estaban terminados, pero nunca habían rodado ni habían sido puestos a puntos. 

Cuando Hans Hermann probó el coche por primera vez dijo, literalmente, que era una «catástrofe». Los capós se doblaban, el escape quemaba la carrocería, entraba agua, pero, sobre todo, era muy inestable. No hay que olvidar que el 917 era al menos 50 km/h más rápido que cualquier otro Porsche hasta el momento y eso, se notaba. Se hizo una fantástica labor de puesta a punto de estos coches, pero los 917 nunca dejaron de ser coches complicados.

McLaren M8D Chevrolet. (1970)

Tampoco podía faltar en este vídeo de coches difíciles alguno de la Can-am. Y he elegido el coche que costó la vida a Bruce Mclaren. Dedique un vídeo a la Can-Am, una categoría de coches que llegaron a ser más rápidos que los F1 y con un reglamento casi libre

De hecho, para Bruce McLaren vencer en la Can-Am era tan importante como vencer en la F1 y de hecho perdió la vida probando el M8D con el que ganó la categoría en 1970. El M8D era un monstruo con motor V8 Chevrolet de casi 8 litros de cilindrada. Ni Ferrari con sus V12 ni Ford con un 12 cilindros de 7 litros pudieron batir a los McLaren Chevrolet. Sólo lo consiguió Porsche con su 917 de más de mil caballos.

Lancia Stratos. (1974)

El diseño del Lancia Stratos de Bertone era y es espectacular, como lo era su motor central Ferrari V6 que llego a rendir hasta 380 CV. Pero era un coche corta de batalla, muy claustrofóbico, con una visibilidad escasa y un comportamiento violento. Había que entenderlo y Sandro Munari, apodado “il Drago” supo domar a la fiera y ganar tras mundiales de marcas consecutivos. 

Pero no era un coche fácil, como demostró el equipo ingles «Chequered Flag», o sea, “bandera ajedrezada” que cedía uno a pilotos de renombre, entre ello sal piloto de F1 Tom Pryce… sus salidas se contaban por accidentes, aunque el accidente de Pryce fue espectacular…

Renault RS01. (1977)

Había que estar locos. Y en Renault lo estaban: equipo y piloto era novatos un chasis completamente nuevo un motor turbo con la mitad de cilindrada y neumáticos radiales… comenzar un proyecto así es de locos. Pero bendita locura.

Porsche 935/78 “Moby Dick”. (1978)

En un video de “coches de competición difíciles de conducir” no podía faltar un 911. Hemos elegido el más Porsche 911 Turbo más brutal, al que dedicamos un vídeo completo. Como pasó con el 917, este modelo tenía mucho potencial, pero era casi inconducible. Y fue Ickx quien consiguió ponerlo a punto. Fue un trabajo duro, con paradas constantes en boxes, a veces para pequeños detalles que a algunos les parecían irrelevantes… pero lo cierto es que el Moby Dick fue rodando más y más rápido. Pero nunca fue un coche fácil.

Audi Quattro S1. (1986)

No podía faltar un Grupo B. De hecho, podrían estar todos los Grupo B en este vídeo, pero el «más cabrón» (pitido en «on») de todos era, de lejos, este Quattro. Se dice que llegó a alcanzar los 600 CV pero curiosamente solo consiguió una victoria, en San Remo en 1986 con nada menos que Walter Rohrl al volante.

Con su corta batalla, su reparto de pesos que no ayuda y un motor brutal, conducir este coche no estaba al alcance de cualquiera. Audi contó con un plantel excepcional: Hannu Mikkola, Stig Blomqvist, Walter Rohrl y nada menos que Michelle Mouton, una verdadera heroína, Subcampeona del Mundo de Rallyes en uno de los momentos más complicados del Mundial y con los coches más peligrosos de la historia.

Toyota Tacoma de Pikes Peak. (1998)

Con este coche Rod Millen ganó consecutivamente en 1998 y 1999 la célebre prueba. Su motor de cuatro cilindros, 2.1 litros y 1000 CV se caracteriza por ser «todo patada». Fijaos en un dato: Pese a esa potencia la velocidad máxima era de solo 212 km/h

Con la ayuda de su tracción total, hacia el 0 a 96 km/h en 1,6 segundos cifras que harían palidecer a un Fórmula 1. Llevar un bicho así en pistas de tierra con barrancos infinitos, no debía ser nada fácil.

Conclusión

Todos los coches de competición son difíciles. Pero si tienen motor central, muchos caballos y alguien te dice que son coches con «carácter«… pues ya puedes tener cuidado…

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