¿Por qué un Mercedes de 1955 vale 135 millones?

Se ha aireado mucho en medios generalistas la subasta en RM-Sotheby’s de un Mercedes 300 SLR Coupé de 1955, que ha alcanzado la puja de 135 millones de euros ¡el coche más caro del mundo! Pero ningún medio ha explicado por qué ha alcanzado esa cifra y cuál es su valor y su historia. Para eso está Garaje Hermético.

Mercedes 300 SLR Coupé de 1955

¡Ciento treinta y cinco millones de euros por un coche! ¿es que es de oro? Se preguntan algunos. Pues no, sólo es una pieza histórica –casi única- y una inversión como cualquier otra obra de arte. Ha superado con creces los noventa millones pagados por un Ferrari 250 GTO de 1962, subastado en 2018. Y también a abundantes pinturas de grandes maestros, hasta el momento los objetos más caros del mundo.

Sólo dos unidades existentes del 300 SLR Coupé

El secreto de su interés por parte de los adinerados coleccionistas radica en su extrema rareza. Sólo han existido dos unidades, que nunca habían salido de la colección de la propia Mercedes-Benz. Extraordinariamente, la marca lo ha subastado ahora con altruistas fines benéficos. No obstante, se ha garantizado poder recuperarlo en el futuro, así como su recuperación temporal para exposiciones y eventos especiales. No olvidemos que forma pareja con otro coche igual y familia con los míticos Mercedes 300 SLR de 1955.

Mercedes 300 SLR Coupé de 1955

Estos dos 300 SLR Coupé (W196S) son conocidos como los “Uhlenhaut Coupés», tomando el nombre del ingeniero jefe, piloto y diseñador del modelo, Rudolf Uhlenhaut. Bajo su responsabilidad se crearon los invencibles 300 SL de 1952 (que supusieron el regreso de las “Flechas de Plata” a la competición tras la guerra) y también los W196 de Fórmula 1 y los 300 SLR de Sport en 1955. Monoplaza y biplaza eran muy parecidos, con chasis tubular, sofisticado motor de ocho cilindros en línea con distribución desmodrómica, inyección mecánica, carrocería de magnesio…

Dos 300 SLR Coupés para la Carrera Panamericana

El 300 SLR iba destinado al Campeonato del Mundo de Marcas, que incluía pruebas famosas como las Mille Miglia, la Targa Florio, las 24 Horas de Le Mans o la Carrera Panamericana. Y fue conducido por los mismos pilotos de Fórmula 1, como Juan Manuel Fangio y Stirling Moss. Se fabricaron nueve unidades, de los cuales dos estaban destinados a la Panamericana de México y estaban dotados de techo y puertas “alas de gaviota” como el 300 SL de 1952. Allí las altas velocidades requerían afinar la aerodinámica. Pero la “Carrera” fue suspendida al final de ese año y los dos coupés quedaron inéditos.

Mercedes 300 SLR Coupé de 1955

Contaban, como sus hermanos, de un motor de 3 litros de cilindrada con 302 CV para 1.117 Kg de peso, cambio de cinco marchas, y una velocidad máxima de 284 Km/h. Mientras los 300 SLR spyder ganaban las Mille Miglia, la Targa Florio y el Tourist Trophy, proclamando a Mercedes campeona del Mundo de Marcas, la catástrofe en Le Mans puso fecha de caducidad a la actividad deportiva ese mismo año. Ochenta y dos muertos a consecuencia del accidente de Pierre Levegh no podían pasar desapercibidos.

Rudolf Uhlenhaut usó un Coupé como coche personal

Los Spyder pasaron al Museo de Stuttgart junto a los coupés. Bueno, uno no. El tapizado en azul (el otro era en rojo) fue usado por Rudolf Uhlenhaut como coche personal. A veces equipado con un enorme silenciador de escape en el costado derecho, a veces a escape libre, el ingeniero lo usaba a diario. Incluso para llegar a reuniones en tiempo récord, como cuando fue de Sttutgart a Munich en apenas una hora a una media de ¡200 Km/h! Uhlenhaut también era un piloto de talento.

Mercedes 300 SLR Coupé de 1955

Desde los años ’60 ambos coches han pertenecido a la colección de Mercedes-Benz, han estado expuestos al público y participado en exhibiciones. La marca nunca pensó en deshacerse de ninguno de ellos, salvo ahora y por una buena causa. Al parecer, el comprador ha sido Zak Brown, el actual propietario de McLaren. Además de pagar los ciento treinta y cinco millones –tras una dura puja- se ha comprometido a ceder el coche siempre que Mercedes lo necesite para un evento y quién sabe a cuántas cosas más. No parece que la marca quiera desprenderse de piezas claves de su historia, aunque tenga otro igual.

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