Plymouth Road Runner, el Correcaminos de Chrysler

Chrysler compró a la Warner Brothers los derechos de su popular Correcaminos de dibujos animados para denominar a su nuevo coupé  deportivo de los 60/70′: el “Road Runner” (en inglés). El Plymouth Road Runner –equivalente al Dodge Charger, de la misma empresa- fue uno de los más famosos, potentes (y exitosos en competición) “Muscle Car” de aquellos años, cuyas líneas en forma de cuña aún no se han olvidado.

Plymouth Road Runner

La moda de los “Muscle Cars” (coupés de tamaño medio con motores V8 de gran cilindrada) alcanzó su cénit en EE.UU. a finales de los ’60. Todas las marcas tenían el suyo… o incluso varios diferentes. Chrysler contaba con marcas como Dodge y Plymouth con trayectorias paralelas e implicación en el campeonato NASCAR (donde las firmas norteamericanas competían sin piedad). El coche que ganaba el domingo, se vendía el lunes, según la máxima comercial de la época.

Chrysler compró a Warner Brothers el nombre de «Road Runner»

En 1968, Plymouth realizó un esfuerzo para mantenerse en línea con sus competidores y al potente GTX lo sustituyó el “Road Runner”, que tomaba su nombre del popular Correcaminos de la serie de dibujos animados. Chrysler abonó 50.000 dólares a la productora Warner por hacer uso del personaje, incluso de su sonido (Bip-Bip) en su claxon. Ya sólo hacía falta que fuera tan rápido en carretera y para ello se instaló a la plataforma “B” del Grupo Chrysler una gama de motores liderada por el V8 de 7,2 litros y 431 CV. Con él bajo el capó alcanzaba 169 Km/h con aceleraciones de 13,4 segundos en el cuarto de milla.

Plymouth Road Runner

Sin embargo, las líneas de carrocería demasiado cuadradas (existió en varias versiones, con hard-top y hasta descapotable) pronto quedaron obsoletas frente a sus rivales más aerodinámicos. En 1970 logró gran éxito cuando Plymouth compartió con Dodge un original “kit aerodinámico” destinado a la NASCAR. El nuevo Plymouth –apodado Superbird- de 1970 llevaba un suplemento en el morro de fibra de vidrio con forma de cuña y un enorme alerón trasero. Su eficacia en las carreras fue tal, que tales dispositivos acabaron siendo prohibidos en un par de años. Casi dos mil unidades fueron vendidas como Superbird para carretera.

La segunda generación del Road Runner fue espectacular

En 1971 llegó la segunda generación del Plymouth Road Runner, de nuevo basado en la plataforma “B” del Grupo y con bonita carrocería coupé de dos puertas inspirado en el famoso Barracuda. Además de unas líneas mucho más modernas y con los parachoques integrados, el nuevo Correcaminos estrenaba frenos de disco ventilados, una batalla más corta y nuevas suspensiones. Y toda una moderna gama de motores V8, desde 6,3 a 7,2 litros. Sin embargo, las restrictivas normas anticontaminación que entraron en vigor en EE.UU. limitaron las potencias y las ventas de los “Muscle Cars” se derrumbaron a partir de 1972.

En el campo deportivo, el Road Runner vivió otro momento de gloria, sobre todo en manos de Richard Petty. “The King” retornó a Plymouth para ganar los títulos de la NASCAR de 1971 y 1972, acumulando nada menos que treinta victorias. El color azul-cielo, junto al famoso número 43 de Petty, se hicieron mundialmente famosos en esos años. El modelo siguió siendo competitivo dos temporadas más.

Las normas anticontaminantes acabaron con el Road Runner

El Road Runner de 1972 fue el último con “garra” y también la última versión dotada del motor de 7,2 litros (440 cu.in) y cambio manual de 4 velocidades. A partir de ese momento se impuso la gasolina sin plomo, el uso de catalizadores y los motores de baja compresión, que condenaron a la extinción a estos “Muscle Cars”, como el Plymouth Road Runner GTX. Desde 1973, el modelo ya sólo tenía de “correcaminos” su nombre, ya que perdió de golpe todas sus prestaciones y también su aspecto deportivo. Chrysler mantuvo en producción distintas generaciones del Plymouth Road Runner hasta 1980.

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