¿Bonito y japonés?

Poner en la misma frase “coche bonito” y “coche japonés” a veces resulta contradictorio. Pero no siempre es así. A lo largo de la historia las marcas niponas han logrado éxitos estéticos que han perdurado y hasta competido con los diseños europeos. Que un coche sea japonés no quiere decir que también sea “raro”… aunque muchas veces así sea.

Hemos seleccionado una decena de modelos japoneses de todas las épocas que se salen de lo normal, pero no por sus líneas extrañas, barrocas o futuristas, sino por la pureza del diseño. Este los hace situarse en la élite de los coches de producción más bonitos de sus respectivas épocas. Y, algunos, en el ranking de las carrocerías más admiradas de todos los tiempos. No en vano, algunos proceden del lápiz de reputados carroceros y diseñadores.

Mazda Cosmo (1967/1972)

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El L10A o 110S (como se conoció en Europa) se presentó en el Salón de Tokio de 1964. No sólo era un bonito coupé biplaza de estilo europeo, sino que llevaba bajo el capó un innovador motor rotativo Wankel birrotor. Diseñado por los japoneses Heiji Kobayashi y Kenichi Yamamoto, estuvo en producción muy limitada (poco más de 1000 unidades) entre 1967 y 1972, en dos series sucesivas. Contra lo que pueda suponerse, nunca hubo una versión descapotable y el techo era fijo.

Toyota 2000 GT (1967/1970)

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Para mucho el modelo japonés más bonito de todos los tiempos. Diseñado por Satoru Nozaki, estaba fuertemente inspirado en los deportivos británicos de la época, como el Jaguar E, pero añadía innovaciones, como los faros escamoteables. Con un motor de seis cilindros en línea y 2000 cc (de ahí su nombre) con 150 CV tenía aptitudes deportivas. Se produjeron apenas 351 unidades del coupé, de las que una sola era descapotable: la empleada en la película de James Bond 007.

Toyota Celica GT (1970/1977)

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Para muchos fue el Mustang japonés, por sus formas y planteamiento comercial. La primera generación del Celica apareció en 1970, pero la versión GT de 1974, con su motor de dos litros y carrocería coupé, causó sensación en todos los mercados. Se hizo enormemente popular en EE.UU. y en centro-Europa y tuvo también una exitosa carrera deportiva en rallyes (sobre todo) y circuitos, aunque llevase bajo el capó un motor de cuatro cilindros y no un V8.

Nissan 300ZX (1990/2000)

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Cualquier Nissan Z podría haber sido seleccionado en esta lista. Aunque el 240Z de 1969 (también inspirado en los deportivos europeos de los ‘60) podría haber ocupado este lugar, quizá lo merece más –por su originalidad- el Fairlady 300ZX de 1999. Un auténtico Gran Turismo que creó escuela, dotado del irrompible y potente motor V6 biturbo (300 CV) y diseñado con acierto por Toshio Yamashita e Isao Sono. Descapotable o –mejor- coupé, el 300ZX Z32 puede figurar entre los mejores “Z” de la marca.

Nissan R390 GT1 (1997/1998)

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En este caso puede hablarse de una “orientalización” de un modelo británico, ya que el R390 nació sobre el proyecto del superdeportivo TWR-Jaguar XJR15. Fueron Tony Southgate, Ian Callum (de Tom Walkinshaw Racing) y el japonés Yutaka Hagiwaray quienes le dieron forma definitiva para su uso en competición (24 Horas de Le Mans) en torno al monocasco ya existente. Existió una unidad de carretera, como exigía el reglamento de GT1. Corrió dos años con un gran resultado de equipo en 1998, pero sin conseguir la victoria.

Honda NSX (1990/2005)

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Para muchos aficionados, el NSX es el “Ferrari japonés”. En su momento innovó con su carrocería de aluminio y su forma de biplaza de altas prestaciones. Incluso Ayrton Senna aportó su granito de arena en la puesta a punto. Fue y sigue siendo el modelo más deportivo de Honda, con su motor central V6, aunque no sobrepasaba los 274 CV en la primera generación. Fue diseñado por el equipo de Nobuhiko Kawamoto, especialmente por Ken Okuyama, que logró un prodigio de equilibrio, aerodinámica y equilibrio de masas.

Mazda RX7 FD (1992/2002)

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Una opción más práctica al Cosmo fue el RX7 de 1978. Empleaba también el motor Wankel rotativo, pero con una carrocería más moderna y práctica, con una gran luna trasera. También tenía prestaciones deportivas y hasta un gran palmarés en competición en EE.UU. Su tercera generación, aparecida en 1992, estrenó una carrocería de líneas curvas debida a Tom Matano​ y Yoichi Sato. Su motor rotativo con doble turbo secuencial alcanzó los 290 CV en su versión más potente. Sólo las estrictas normas anti-contaminación del nuevo siglo frenaron sus ventas.

Honda S2000 (1999/2009)

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Este “roadster” de inspiración universal sorprendió al mundo en 1999. Se trataba de un descapotable de capricho, lanzado en el 50 Aniversario de la marca. Pero con 250 CV de potencia bajo el largo capó delantero, el S2000 se ganó fama de rápido y delicado de conducir. Logró el título de ser el motor con mayor relación potencia-cilindrada del mundo: 125 CV/l. Además de bonito y elegante, era un deportivo biplaza muy veloz y del que no se fabricaron demasiados ejemplares.  

Lexus LC500 (2016/2022)

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Lexus es la marca “Premium” de Toyota y todos sus modelos son lujosos, caros y selectos. El LC500 es un coupé (o descapotable) biplaza diseñado por Calty Design Research, situado en California y basado en el “concept-car” LF-LC. Por tanto, es más americano que japonés aunque su autoría se adjudica a Tadao Mori. Bajo el capó delantero lleva un enorme motor V8 de 5 litros y casi 500 CV o un 4 litros turbo con más de 600.

Toyota Supra Mk5 (2019/2022)

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Al igual que otros modelos deportivos, el Supra ha sido casi una constante en la historia de Toyota desde 1978 y sucesor del mítico 2000GT. Siempre con motor de mucha potencia y carrocería coupé, se ha ido ajustadando a las modas y las épocas. Destacamos el actual, de quinta generación, que emplea una carrocería original que representa las nuevas tendencias de diseño japonés, pero con una mecánica común con el BMW Z4. Aunque hay quien considera a su antecesor  de cuarta generación (de los años ’90), diseñado por Isao Tsuzuki como el más “puro” y auténtico.

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