Tras la senda del Citroën Mehari

La historia de Citroën está cargada de grandes hitos, como el Traction, el 2CV o el Tiburón, por no retroceder mucho en el tiempo. El Mehari, derivado del Dyane, fue otro de esos éxitos comerciales inesperados, producto de su originalidad. Citroën le dedicó un homenaje con el Concept Cactus M de 2015, seguido del e-Mehari de 2018.

El Citroën Mehari de 1968 fue un prodigio de imaginación y tecnología, con un notable éxito comercial (150.000 unidades vendidas) y de imagen para la marca. Un coche juvenil, playero, todocamino, multiusos y prácticamente irrompible. Una reencarnación del espíritu del 2 CV adaptada a los multicolores años ’60. Su carrocería plástica, tintada y de una sola pieza, fue una gran novedad para un vehículo de gran serie.

Carrocería en ABS

Basado en la plataforma mecánica del Dyane 6 –de la que empleaba todo menos la carrocería- el Mehari era muy ligero. Esta estaba hecha prácticamente en un solo molde de ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno), un plástico termoformable y flexible que puede ser tintado en la masa. Citroën lo fabricó en rojo, verde, naranja, beige, amarillo y para la versión especial “Azur”, en blanco y azul.

La estructura básica, muy ligera, era un descapotable de dos puertas, en cuya parte trasera se podía desplegar una banqueta para dos ocupantes más, a los que se les proporcionaba el espacio correspondiente para las piernas al elevar el respaldo. Cuando no se utilizaba la banqueta trasera, el plano de carga quedaba completamente plano y apto para transportar cualquier cosa.

Ingeniosa capota de lona por secciones

El parabrisas (abatible) incluía los anclajes de dos barras que formaban un arco desmontable por encima de las plazas delanteras. Sobre esta estructura se podía montar una capota de tela que creaba un habitáculo para los pasajeros. Extendiendo la capota, era posible cubrir también el espacio de los pasajeros traseros y el del maletero, obteniendo así una berlina de cuatro plazas. Las combinaciones eran infinitas: con puertas de lona o de plástico, paneles laterales de lona e incluso techo de plástico rígido.

El nombre “Mehari” proviene de una raza de dromedarios africanos, frecuentemente entrenados para carreras, particularmente robustos y resistentes. Aunque su tracción delantera y su escaso peso le permitían circular por arena, barro o nieve sin quedarse atascado, Citroën fabricó una versión 4×4 para el Ejército francés. Se podía lanzar en paracaídas y contaba con reductora. También se empleó como ambulancia en pruebas africanas como el París-Dakar.

El Citroën Cactus M se inspiró en el Mehari

En 2015 inspiró el “concept car”  Citroën Cactus M, que reinterpretaba -en clave contemporánea- los mismos valores que impulsaron el desarrollo del modelo original. La propia letra ‘M’ era un homenaje al Mehari y a su historia. El plástico, como en su predecesor, era el gran protagonista de la carrocería de este Cactus M, que contaba también con dos grandes puertas laterales, cuatro plazas y, en ausencia de techo, dos arcos de protección en el frontal y en la zaga.

En el doble fondo de su maletero se escondía un techo de lona, ajustable manualmente sobre unos pilares hinchables que se inflarían mediante un compresor del propio coche. En cualquier caso, los asientos eran de neopreno y podían mojarse sin problema. La carrocería iba sobre-elevada, con llantas de 19 pulgadas y contaba con “Grip Control” para su uso en superficies deslizantes. Iba propulsado por un motor PureTech de 110 CV, asociado a un cambio automático de seis relaciones.

El Citroën e-Mehari, completamente eléctrico

El Citröen E-Mehari, lanzado un par de años más tarde, sí entró en producción. Además es un vehículo alternativo, de ocio y disfrute para sus ocupantes; y descapotable, con una tapa extraíble y plegable que envuelve la carrocería. Su carrocería también está fabricada en plástico termoformado: un material que no tiene corrosión, con una pintura libre de mantenimiento, y que se puede lavar con una simple manguera tanto por dentro como por fuera.

Va equipado con cuatro asientos reales (incluido una banqueta trasera plegable) y un chasis elevado para la conducción todocamino.  Y es completamente eléctrico. Puede alcanzar una velocidad máxima de 110 km/h y ofrecer una ‘vivacidad’ extra, gracias al aumento de casi un 20% en el par del motor, alcanzando los 166 Nm hasta las 3.700 revoluciones por minuto. Cuenta con una autonomía certificada de 195 kilómetros.

Recargable en cualquier toma de corriente

Su motor está alimentado por una batería de polímeros de metal-litio, que puede cargarse completamente en diez horas con un sistema de 16A o en 16,5 horas a través de tomas domésticas de 10A. Dispone de comodidades actuales de las que carecía el antiguo Mehari: sistema antibloqueo de frenos (ABS), control de estabilidad y un sistema de cuatro airbags (frontales y laterales). Además luz de carretera automática, sensores de presión de neumáticos y un recordatorio de uso del cinturón de seguridad para los asientos delanteros. Ah! Y es tan silencioso que lleva sonido de advertencia de peatones, activo a velocidades de menos de 30 km/h.


La opinión de Garaje Hermético

Es imposible superar al Mehari original. En el e-Mehari eléctrico se notan ya los años desde su concepción: la autonomía y la corta duración de la batería. Ha sido un vehículo playero con destino principal a las poblaciones costeras e islas del Mediterráneo.

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