Audi afronta su reto tecnológico más difícil: ganar el Rallye Dakar con un coche de energía eléctrica. El buggy se llama Audi RS Q e-tron y cuenta con dos motores eléctricos de propulsión y un motor de gasolina como autogenerador de su propia electricidad. Carlos Sainz, Stephane Peterhansel y Mattias Ekstrom pilotarán las tres unidades.
Si el Dakar es un gran desafío –incluso- para un vehículo con motor convencional, con el sistema híbrido de propulsión que ha desarrollado Audi Sport, el reto es aún mayor. El chasis y la suspensión no suponen grandes diferencias respecto a un buggy como los que se han empleado hasta ahora. Pero en el RS Q e-tron hay muchos más componentes que no sólo tienen que ser ligeros y fiables en las condiciones extremas del Dakar, sino que también tienen que estar perfectamente sincronizados y funcionar al unísono.
Propulsión exclusivamente eléctrica
En el Audi RS Q e-tron no existe una conexión mecánica entre los dos trenes. Tanto en el eje delantero como en el trasero se ha instalado una unidad de motor-generador (MGU) como las que utiliza el actual Audi e-tron FE07, desarrollado por Audi Sport para la temporada 2021 de la Fórmula E. Para su utilización en el Rally Dakar, esta MGU apenas ha requerido unas mínimas adaptaciones.
Un software desarrollado por Audi se encarga de distribuir el par entre los ejes, haciendo la función de “diferencial central virtual”, configurable electrónicamente. La potencia combinada que ofrecen los dos motores eléctricos es de 500 kW (680 CV). Este tipo de tren motriz eléctrico ofrece muchas ventajas, puesto que los motores eléctricos permiten una gestión muy precisa de la entrega de potencia y de la tracción, rueda a rueda.
Motor TFSI de gasolina para generar electricidad
Con la única función de generar electricidad, el Audi RS Q e-tron lleva en su parte trasera un motor de gasolina de 2,5 litros, cuatro cilindros turbo. El mismo usado en el campeonato de Turismos alemán DTM. Funciona de forma contínua entre 4.500 y 6.000 rpm, moviendo una tercera MGU que recarga constantemente la batería. También hay recuperación de energía de la frenada.
La batería de 50 kW/h –de desarrollo propio Audi- pesa 370 Kg y va en el centro del vehículo. Y también hay un depósito de 300 litros para la gasolina que alimenta al motor térmico. El RS Q e-tron no necesita caja de cambios, ni reductora. Cada motor dispone de una sola velocidad en cada sentido. Pero bajo la carrocería hay cuatro kilómetros de cable, dos unidades de control y seis sistemas de refrigeración.
Seis sistemas de refrigeración independientes
“Utilizamos un motor eléctrico en el eje delantero, un motor eléctrico en el eje trasero, una batería de alto voltaje y el convertidor de energía (que se compone de otra MGU que hace las veces de generador y de un motor TFSI que procede del DTM) -explica el ingeniero Roos- y cada uno de estos componentes necesita un sistema de refrigeración específico. Eso significa que no sólo tenemos un sistema de refrigeración en el coche, sino seis sistemas en total, incluyendo el del intercooler y el correspondiente al sistema de aire acondicionado para piloto y copiloto”.
Audi RS Q e-tron se desarrolló en apenas doce meses, lo que ha sido un triunfo de ingeniería, dado lo complejo del proyecto. Y antes del Dakar, cada vehículo debe ser homologado para su uso por carretera, lo que apremia aún más. Los tests “off road” iniciados este verano fueron destinados a fiabilizar el coche. Hay muchos elementos eléctricos y electrónicos que debían ser protegidos del agua, de la arena y de las sacudidas. Porque si algo no funciona como debe, el coche se para.
Más avanzado que el 919 LMP-1 de Le Mans
Para Julius Seebach, director de Audi Sport, “el Audi RS Q e-tron es el vehículo más avanzando a nivel tecnológico que Audi Sport ha llevado a la competición”. En menos de tres meses, tres unidades partirán para el desierto arábigo para disputar en enero de 2022 el Dakar. Carlos Sainz y Lucas Cruz, Stéphane Peterhansel y Edouard Boulanger y Mattias Ekström y Emil Bergkv serán sus pilotos y copilotos; y tratarán no sólo de acabar, sino de ganar la prueba.