Recientemente hemos podido probar un coche eléctrico, el VW ID.4, una especie de SUV cien por cien eléctrico. ¿Por qué digo “una especie de SUV”?
Os lo explico con un ejemplo. Tengo un amigo muy aficionado a las motos con cierta manía a las bicis y siempre dice: “los fabricantes de bicis primero pusieron suspensiones, luego frenos de disco, luego motor eléctrico… cualquier día quitan los pedales, ponen un acelerador y habrán inventado la moto”. Pienso lo mismo: los fabricantes de coches que hacen modelos SUV a base de hacerlos más bajitos, con menos altura al suelo y con líneas más afiladas, van a acabar por inventar los break.
Por cierto, los break, SW familiares o como los queráis llamar, uno de los tipos de carrocerías que más me gustan. Y este VW con más de 4 metros y medio de largo, casi 1,90 m de ancho y una altura de 1,60 para mí es más familiar que SUV. Y cuenta con 204 CV y más de 500 km de autonomía.
Por muchos motivos es un coche que me ha gustado mucho y me ha hecho reflexionar sobre los eléctricos. En ciudad es suave y silencioso, pero en carretera lo es incluso más. Ofrece unas prestaciones brillantes y un comportamiento ágil a pesar de su peso. Lo he probado incluso en carreteras viradas, lo que desde luego no es su medio ideal y se desenvuelve con soltura. Es un coche eléctrico con el que puedes realizar con tranquilidad y sin repostar viajes de media distancia.
