Ya hicimos un vídeo de los coches deportivos más difíciles de conducir… pero este video es muy diferente, porque añade un matiz im-por-tan-te: Son coches que he probado en su momento y que, casi, casi, me asustaron. Hablaremos de técnica pero sobre todo de sensaciones y de conducción… será como una prueba… y de cada coche, os contaré una anécdota.
No es casual que todos estos coches sean de finales de los 80… salvo uno, que es anterior, pero que probé en los 80. Ni es casual que 4 de los 5 sean turbo… y el que no lo es, sea un 16V… Ni es casual que en esta lista tengamos dos Ford. Vamos a explicar las tres cosas.
Los 80 fueron años muy locos en el mundo del motor, como contamos en el vídeo «Los años 80, ¿la mejor época del mundo del motor?» Lógico porque la llegada del turbo consiguió, entre otras cosas, «democratizar» las prestaciones… ya no hacía falta comprar coches superdeportivos y muy
caros para acceder a prestaciones muy altas… y la llegada del turbo de alguna manera promovió o aceleró el empleo de las 4 válvulas por cilindro.
Y también hay explicación para que tengamos dos Ford en esta lista. Más que explicación, explicaciones en plural, porque Ford hacía tiempo que había apostado por la competición, pero en estos años quiso sacar partido comercial a esta apuesta ofreciendo modelos deportivos. Pero en estos años, seamos sinceros, Ford no tenía mucha “mano” para poner a punto bastidores y suspensiones. Y otra sorpresa: Cosworth tiene mucho que ver con tres de estos cinco coches.
Porsche 911-930 Turbo 3.3 (1977)
Es el único repetido en esta lista frente al vídeo de «Los coches deportivos más peligrosos y difíciles de conducir«… lo probé en 1982 y yo, que era un enamorado de este coche, me llevé un verdadero chasco. Además, el coche que pude ensayar era la segunda versión, con motor 3.3 litros y 300 CV. También llevaba mejores frenos y un alerón aún más grande que el anterior: De la «cola de ballena» se pasó a la «bandeja de té».
He contado en varias ocasiones que esta dificultad en su conducción fue básica para convertirlo en mito, sobre todo en los USA, donde un simple coche con cambio manual ya era complicado de llevar y un 911, ni te cuento. Conducir un 911 te daba la imagen de ser rico, pero habilidoso…
Ford Sierra Cosworth (1986)
¡Un peligro! Me refiero al primero, el más bonito y que es un coche que me encanta. Pero solo apto para expertos… En esta primera versión lo que hizo Ford fue meter un dos litros que gracias a Cosworth ofrecía 204 CV para un peso de 1,2 toneladas. Le puso unos frenos que no iban mal, un cambio algo lento, pero que cumplía y en cuanto a las suspensiones hizo lo que parecía lógico: Poner muelles algo más duros, amortiguadores más firmes y rebajar la altura.
Aquí tienes más detalles de los Ford Sierra Cosworth.
Opel Kadett GSi 16V (1987)
¡Un mito! Recuerdo perfectamente cuando lo probé. Era un viernes y tenía el equipaje listo para salir a cubrir una carrera en Calafat cuando me llamaron de Opel y me dijeron: «Tenemos en Kadett 16V, ¿te lo quieres llevar para probarlo?» Imagino que os imagináis mi respuesta: «¡Claro!» Menos de media hora después estaba al volante del que era, probablemente, el primer Kadett GSi que llegó a España.
El Kadett de solo 8 válvulas ya era potente, muy potente. En esos años los coches de 16V, como el Golf, adolecían de una enfermiza falta de bajos. Pero el Kadett 16V fue el primer 16 válvulas con carácter, con altos, bajos, medios, de todo y capaz de plantar cara a cualquier turbo que se le pusiese por delante.
Este Kadett tenía la culata diseñada por… ¿lo adivináis? ¡Cosworth! Efectivamente, aunque no lo pusiese en ningún lugar del coche, privilegio reservado a Ford. Pero el 2 litros de 156 o 160 CV, según versión, movía con increíble soltura los 990 kg que pesaba el coche… eran otros tiempos.
Renault 21 Turbo Quadra (1987)
¿Te sorprende? A lo mejor sí, pero después de hablar de un coche de motor trasero y 300 CV y de otro de tracción delantera y 160 CV, uno de tracción total con 175 CV y 1.300 kg puede parecer, sobre el papel, una «madre» como se dice en el argot… pues ya te digo yo que no.
¿Por qué era difícil este coche? Porque su motor tenía un tiempo de respuesta exagerado, con una entrada de potencia muy brusca, y la tracción total te daba mucha confianza… y ya sabéis que, como decía mi madre, «la confianza da asco»: Agarraba mucho hasta que dejaba de agarrar…
Ford Fiesta RS Turbo (1990)
Decíamos que el Ford Sierra Cosworth era y es un peligro… ¡pero este Fiesta lo es tanto o más! Os lo juro. Pero esto no lo digo yo, fue un clamor de la prensa especializada en su momento: Las prestaciones de este motor superaban de largo las posibilidades del chasis. Y no solo lo dijo la prensa, también lo dijeron las compañías de seguros, que pusieron pegas a estos coches… sobre todo si el conductor era joven.
El Fiesta de la segunda serie, ni en sus versiones deportivas, era un dechado de estabilidad y buen comportamiento. Pero se defendía con motores de poco más de 100 CV como los del Ford Fiesta XR2. Pero si le metías un turbo con “mal yogurt” y 133 CV… la cosa cambiaba. En este caso lo peor no eran las suspensiones, sino la rigidez del chasis: La precisión de guiado era muy precaria y la motricidad escasa. Los 133 CV del motor turbo del que algunos dicen que Cosworth tuvo algo que ver, eran muchos para ese coche de 900 kg.
Conclusión
Hay otros muchos coches que cuando probé por primera vez me sorprendieron, me impresionaron o, por el contrario, me decepcionaron… si os gusta este formato que podíamos denominar de «prueba temática» pues repetiremos…
Coche del día
Voy a elegir un coche que iba a poner en esta lista pero que lo he sacado porque cuando lo probé de verdad por primera vez, realmente era ya un clásico: El Renault 8 TS de la Copa.