Casi ningún dictador se ha resistido al atractivo de un buen coche. De alguna manera es una forma de exponer y expresar su poder. Vamos a hacer un repaso a los coches de unos cuantos dictadores muy conocidos y, como siempre en Garaje Hermético, habrá sorpresas y curiosidades. El Bonus Track… te va a sorprender.
Antes un par de aclaraciones: No voy a hablar de colecciones privadas ni cosas así, sino de los coches que usaban en eventos públicos. Y como los coches son lo importante, en este listado primero van los coches y luego, el personaje.
Aurus Senat. Kim Jong-Un
Esta limusina Aurus Senat de fabricación rusa fue regalo de Vladimir Putin, y el mismo utilizado una igual como coche presidencial. El líder norcoreano acude a todos los actos públicos con este modelo, ya que sus diseñadores aseguran que «podrás sentirte tan seguro en un vehículo militar blindado».
Chevrolet Bel Air 1957. Rafael Leónidas Trujillo
En realidad, el coche de Trujillo no fue un Chevrolet, sino un Packard pintado de rojo llamado por los habitantes de la República Dominicana, “El carro de la muerte”. Trujillo era muy aficionado a los coches y tenía una buena colección, incluidos coches americanos y algún Ferrari. ¿Por qué hemos elegido este? Porque fue el coche en el que un confiado Trujillo sufrió un atentado desde una motocicleta, desde la que dispararon más de 60 balas…
HongQi CA770. Mao Tse Tung
A pesar de que Stalin le regalo uno de los exclusivos SIZ soviéticos, Mao quiso que se le viese en un coche chino, el HongQi, en castellano “bandera roja” CA770. ¿Fabricado en China?, pues sí, pero era una copia, en realidad otra copia, del Chrysler Imperial con motor V8 de 215 CV.
Lancia Astura «Presidenziale». Benito Mussolini
El líder italiano conto con un Alfa Romeo 6C 2300 B Lungo Torpedo B y un Lancia Astura azul, diseñado por Sergio Pininfarina en exclusiva para el “Duce», que fue el más usado, aunque Mussolini prefería el Alfa. El Lancia contaba con un motor V8 de 3 litros de cilindrada y 82 CV a 4.000 revoluciones y el exclusivo interior estaba revestido de cuero azul. Como curiosidad, este coche ha estado en la colección privada de Bernie Ecclestone.
Mercedes-Benz 600 Pullman. Pol Pot
Nada impidió a este personaje disfrutar del lujo de un buen coche capitalista. Nada menos que una limusina Mercedes-Benz 600 Pullman de 1973, un coche extraordinario y que fue la limusina preferida por muchos jefes de estado durante dos décadas. Solo se fabricaron 428 con motor V8 de 6.23 litros y 250 CV, su peso superaba las 2,5 toneladas y superaba los 200 km/h de velocidad máxima.
Mercedes-Benz 770. Adolf Hitler
O como algunos lo llamaban, el Großer Mercedes (en alemán «Gran Mercedes»). Por supuesto hablamos del coche de Hitler, aunque tanto el español Francisco Franco como el italiano Benito Mussolini tuvieron uno por regalo del propio Hitler. El coche contaba con un motor de 8 cilindros en línea casi 8 litros y 150 CV. Con el blindaje el peso alcanzaba los 5.420 kilos totales y el consumo nada menos que 50 litros a los 100 km.
Rolls-Royce Phantom IV. Francisco Franco
Se supone que el «Caudillo», como él mismo se autoproclamó, era hombre bastante austero en su vida privada. Pese a ello y a que tampoco tenía carné de conducir, contó con un garaje espectacular con coches como un Cadillac Fleetwood, un Chrysler Imperial o el super exclusivo Mercedes 770 regalo de Hitler. Pero… su favorito fue siempre el Rolls Royce Phantom IV del que solo se fabricaron 18 unidades entre 1959 y 1956, estas fueron vendidas únicamente a miembros de la realeza y jefes de Estado.
España adquirió tres unidades, que se conservan en el parque móvil de la Casa Real y son las mismas que ahora emplea el Rey Felipe VI en sus desplazamientos oficiales. Cuentan con matrículas militares: ET-42926-O, ET-42927-O y ET-42928-O. El motor es un 8 cilindros en línea de 5.675 cm3 y algo menos de 200 CV.
Rolls-Royce Phantom VIII. Teodoro Obiang
Os hablo de la nación africana que fuese una colonia española, Guinea Ecuatorial, antes llamada Guinea Española. Ahora es un régimen dictatorial mandado desde 1982 por Teodoro Obiang, que cuenta como coche de estado con un impresionante Rolls-Royce Phantom VIII.
ZIS 115. Lósif Stalin
Stalin, que había usado coches occidentales decidió hacer uno «Made in Rusia» pero a medida. Así que encargó a la SIZ rusa que se inspirase… por no decir que copiase un Packard Custom Super Eight. El coche fue entregado en 1949 y este 115 era un verdadero carro blindado, de 5 toneladas, capaz de soportar el impacto de cualquier tipo de proyectil y con motor de 8 cilindros, 6 litros y 162 CV. La velocidad máxima, debido al peso, apenas era de 120 km/h. Se construyeron varias unidades, porque Stalin era un paranoico respecto a su seguridad personal y nunca viajaba dos días seguidos en el mismo coche.
ZIL 115. Fidel Castro
El revolucionario cubano tuvo diferentes coches: Un viejo Oldsmobile, incluso un Alfa Romeo, un Mercedes-Benz «Adenauer» que le encantó, motivo por el cual compró un Mercedes 560 SEL para desplazamientos particulares. Cuando Fidel se, digamos, “asoció” al régimen comunista de la extinta URSS, rápidamente cambió a un ZIL 115 soviético regalo del Kremlin. Castro llegó a tener tres ZIL115 completamente blindados, coche de 6 metros de largo y 2 de ancho, motor V-8 de 7.6 litros y que, debido a su blindaje, alcanzaban las 3.6 toneladas de peso.
Bonus Track: Renault 5 GTL. Thomas Sankara
Los habitantes de Burkina Faso, antes llamada Alto Volta, utilizan la palabra «Wabenzi» para referirse a los políticos corruptos que utilizan coches de la marca Mercedes-Benz… y es que “Wabenzi” significa literalmente «gente de Benz», en referencia al coche.
Sankara tomó el poder en 1983 en Burkina Faso y para demostrar que él no era un «Wabenzi» se deshizo de todos los Mercedes-Benz y convirtió a su modesto y abollado Renault 5 verde en el coche presidencial. El 15 de octubre de 1987 Sankara fue derrocado y más tarde asesinado.
Conclusión
Ya la hemos dicho al comenzar: Los coches son para todos los gobernantes, y sobre todo para los dictadores, un verdadero escaparate… para bien y para mal. Os advierto que me he dejado unos cuantos en el tintero…