El “E-Fuel” o combustible sintético es la solución más racional y ecológica que existe. No sólo tiene mayor densidad energética que la gasolina y que las baterías, sino que es neutro en carbono y su impacto medioambiental es nulo. Además permite aprovechar los millones de vehículos de combustión ya existentes, evitando fabricar otros tantos vehículos nuevos. Es la verdadera solución práctica a los problemas de movilidad del siglo XXI.
Los químicos saben ya cómo fabricar combustible sintético sustitutivo del derivado del petróleo. No es costoso (y menos cuando se produzca en masa) y es intercambiable con la gasolina o el gasoil actuales. Mientras los políticos insisten en crear un mundo eléctrico con infraestructuras imposibles, las petroleras trabajan ya con la producción de estos combustibles artificiales, bien derivados de desechos orgánicos (bio-combustibles) o directamente del agua y del aire.
El E-Fuel tiene la mayor densidad energética
No es ficción. Ya durante la II Guerra Mundial, Alemania generó en gran volumen combustibles sintéticos extraídos del carbón para su maquinaria bélica. El proceso actual es aún más favorable a la sostenibilidad del medio-ambiente, ya que su huella de carbono es igual a cero. No emite residuos sólidos e iguala la tasa de CO2 entre producción y consumo. Aventaja a las baterías, con mucha mayor densidad energética y menor peso, y al hidrógeno, con un almacenamiento y transporte más sencillos.
El moderno E-Fuel sintético se produce a partir del agua, separando por electrolisis el oxígeno del hidrógeno. Si la electricidad de esta operación se genera con energías renovables, no hay ningún impacto medioambiental. Posteriormente se trata ese hidrógeno con un proceso químico denominado “síntesis de Fischer-Tropsch”. El hidrógeno se combina con CO2 recuperado de la atmósfera, produciendo un combustible-base que puede convertirse en el paso siguiente en queroseno, gasoil o gasolina de forma totalmente ecológica.
Más ligero que las baterías y más práctico
Un litro de E-Fuel produce 10,752 kWh de densidad energética. Sólo 9,3 litros almacenan la misma cantidad de energía que una batería de 100 kWh, que es 55 veces más pesada… cargada o descargada. Pero es que, además, el rendimiento energético del combustible creado artificialmente es un 12% superior al de la gasolina a igualdad de volumen. Y es posible mezclarlo con cualquier otro derivado del petróleo y usarlo indistintamente en los motores.
El empleo del E-Fuel permitirá mantener activo todo el parque mundial de vehículos de combustión, que dejarán de emitir residuos contaminantes a la atmósfera. Algo que ya se ha reducido sustancialmente en las últimas décadas gracias a los catalizadores, a las modernas gasolinas derivadas del metanol y a la eficiencia de los motores con el concurso de la electrónica. Mucho más contaminante es la producción y reciclaje de las baterías y la fabricación de millones de vehículos eléctricos que acabarán achatarrados al agotar su vida útil.
E-Fuel a dos euros el litro
Además, el E-Fuel elimina todos los costosos problemas de crear infraestructuras: se transporta y almacena igual que la gasolina o el gasoil, a temperatura ambiente y en los mismos depósitos, comercializándose en las estaciones de servicio ya existentes. Cosa que no puede decirse del hidrógeno para las “pilas de combustible”, que es mucho más volátil. Las principales pretroleras y algunas grandes marcas de automóviles (como Porsche o Audi) invierten ya en su producción, estimándose un PVP de 2 euros por litro cuando se fabrique en volumen comercial. Una simple cuestión de tiempo.