Los conductores que odio

¡Os voy a dar una exclusiva! Voy a abandonar los coches y las motos… Me voy a dedicar al humor… Sí, y este va a ser mi primer video…

Os voy a contar como nació la idea de este vídeo. Me encantan los monólogos y uno de los humoristas que más me gustan es Joaquín Reyes. Hizo un monologo sobre «gente a la que habría que matar»… por ejemplo, los que hablan con la boca llena… ¿habría que matarlo o no?

O esos que hacen las mismas bromas caducas y viejunas…. ¡que ya no hacen gracia! como «me piro vampiro», «hasta luego noruego», «la cagaste Burt Lancaster», «efectiviguonder», «qué nivel Maribel», «menos gritos, milagritos» y cosas así…

¡Que ya no hacen gracia! ¡Qué se han “gastao” de tanto usarlas! Son bromas de “cuñao” … Y a esta gente, ¿habría que matarlos o no? Ahí lo dejo…

No, no me voy a dedicar a la comedia porque no tengo “vis” cómica… ¡Peeero…! Si voy a hacer una lista de los conductores a los que me gustaría matar… es broma, soy completamente antiviolencia, incapaz de matar una mosca… Así que matarlos, no ¡por Dios! Aunque… una buena colleja si le daría. ¡Incluso dos! O, ¿por qué no? Tres… Vamos allá…

«Pilotillos» traza-rotondas

Ese tío que entra en una rotonda y, como si fuese Fernando Alonso en un G.P. entra por fuera, toca el vértice interior, sale por fuera, atraviesa dos, tres o los carriles que hagan falta y se quedan tan panchos… ¡ni se enteran! Una buena colleja se merecen…

«Magos» del intermitente

Hay conductores que no saben que los intermitentes son para avisar de que vas a girar… no. Están convencidos de que o bien el coche o ellos mismos son magos, de forma que cuando dan al intermitente dan por hecho que el coche o la moto que ocupa el carril que van a invadir, se desvanece… se desintegra… se va al hiperespacio…

Ignorantes atrevidos

Estos están en las antípodas de los anteriores. Un día un tío casi me tira con la moto… cambio de carril sin mirar y sin avisar…

«Telefónicos»

Si ves un coche que hace eses constantemente, va por en medio de un carril, toma las curvas, no te cabe duda: Pertenece a la especie de los “telefónicos”. No sé si está bien tomarse esto a broma la verdad, porque la mayor causa de accidentes graves al volante es la distracción y la mayor causa de distracción es el móvil.

«Prudencios»

Vas circulando y ves a los lejos, a 300 m o más, que hay una retención… y de pronto, el coche que va delante, pega un frenazo, pone el «warning»… porque, hay una retención… Sí, campeón, ¡pero está a 300 metros! Un buen conductor lo que haría seria usar esos 300 metros para frenar progresivamente y evitar maniobras bruscas… pero no, los «prudencios», super prudentes, dejan 200 o 300 metros. Os aconsejo este vídeo sobre los generadores de atascos.

«Dubitativos»

La denominación «carril de aceleración» lo deja bien claro: Es un carril para acelerar. Pero hay dubitativos que más o menos aceleran, pero justo al llegar a la incorporación… ¡zas!… frenazo… y el que va detrás con suerte pega otro frenazo y con mala suerte, se lo lleva puesto.

«Dueños del carril»

Pero hay otros egoístas que circulan por el carril derecho, no hay nadie ni nada en los carriles de la izquierda, ven que te vas a incorporar y en vez de poner el intermitente y dejarte salir, hacen juego de luces, tocan el claxon y te impiden salir…

«Picajosos»

Hay muchos tipos de picajosos, pero a mí me llaman la atención los que yo llamo de “larga distancia” que suelen ir en coche Premium. Es típico de esta subespecie de “picajoso” circular por el carril de la izquierda a 100 por hora, con su cochazo. Tú llega por detrás y pones el intermitente de la izquierda…nada. Cuando llevas un buen rato detrás, decides darle una ráfaga de luces y entonces… ¡se abre la caja de los truenos! El tío que iba a 100 km/h se pone a 140, 150 o muchos kilómetros por hora más.

«Tortugueros»

Se podría decir que los la “némesis” de os picajosos. Los conductores de esta especie también circulan por el carril izquierdo, ¡por supuesto! Y también van despacito… Pero al contrario que los “picajosos” estos no aceleran más, van tan tranquilos, muchas veces ignorantes de que tras ellos va una cola de coches que comienzan a impacientarse.

Conclusión

Hay dos conclusiones. La primera, que me he dejado más especies… otra ocasión habrá. Y la segunda, que mejor me dedico a lo mío y no al humor…

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