La casi totalidad de los coches actuales, con excepción quizás de los TT, no llevan rueda de repuesto… ¡Y la echamos de menos! Lo creas o no, hay mucho que contar sobre la rueda de repuesto, desde su invención hasta su desaparición…
Hay una herramienta que no puede faltar en tu coche ni en tu moto, que es… ¡El móvil! Porque te digo una cosa: Entre lo complicados que son los coches de ahora y el que, como las motos por cierto, no llevan rueda de repuesto, lo que no puede faltar es un móvil para llamar a la grúa.
Lo decimos a menudo en este canal: Hay cosas que parecen obvias y no lo son, igual que hay vídeos que pueden parecer banales… y ya te digo yo que no lo son. Como éste. Sobre la rueda de repuesto hay mucho que contar: Su historia, su evolución, su conversión a rueda de socorro o de «galleta» y su desaparición, por motivos que no solo son económicos. Pero ya sabéis que para entender bien las cosas hay que comenzar por el principio.
En este vídeo te hablamos de la importancia de las presiones de los neumáticos de nuestro coche.
La culpa es de John Boyd Dunlop
¡Toda la culpa es de Dunlop! Ahora si dices Dunlop todo el mundo piensa en una marca de neumáticos, pero Dunlop era un señor al que, perdonarme la franqueza, le dolía el culo de ir con su bici por las bacheadas carreteras de Belfast.
Y en 1887 inventó las ruedas con cámara de aire. El mundo fue mejor y la vida de los automovilistas, motoristas y sobre todo el trasero de los ciclistas agradecieron y seguimos agradeciendo al señor Dunlop su invento. Pero la perfección no es de este mundo y el invento tenía una pega: ¡Los pinchazos!
¿Las herraduras dan suerte?
Sí, eso se dice, que las herraduras traen suerte. Pero desde luego eso no es lo que opinaban los automovilistas de finales de Siglo XIX y primeros del XX, donde compartían los caminos con los caballos y carretas tiradas por caballos. Y toda esa cantidad de caballos, llevaban herraduras, que se sujetan al casco con clavos… Para dar suerte, se supone que con 7, aunque suelen tener 8 agujeros.
Los caminos además de sus piedras, regueros y palos o pinchos de todo tipo, estaban llenos de clavos que tenían la mala costumbre de pinchar las ruedas. Y arreglar una rueda pinchada era un calvario, porque la cámara iba pegada a la llanta, generalmente de madera y, aunque fueses un experto, podías tardar incluso horas…
Tras Dunlop, Michelin
Pasa lo mismo que con Dunlop, si te hablo de Michelin piensas en la marca de neumáticos, pero era dos hermanos, André y Édouard que heredaron un taller de bicicletas en la localidad francesa de Clermont-Ferrand.
Viendo el «curro» que tenía cambiar una cámara de bici pinchada inventaron una rueda que, según sus propias palabras «pudiese cambiar cualquiera con facilidad», e inventaron los neumáticos con cámara tal y como los conocemos hoy. Y el éxito fue total.
Todo es mejorable: «Stepney»
Pero con neumáticos desmontables o sin ello, el proceso siempre consumía mucho tiempo. Así que para simplificar en 1904 a Walter y Tom Davies de Llanelli se les ocurrió una idea sencilla, pero tremendamente eficaz: Llevar una o más ruedas de repuesto. Siempre sería más fácil cambiar quitar unos tornillos y cambiar la rueda completa que tener que repararla.
Con su sistema cambiabas una rueda por otra y luego la pinchada la llevabas al taller, donde gente experta y con maquinaria adecuada la reparaba sin dificultad. Su empresa, Stepney
IronMongers tuvo tal éxito que hoy día, más de 100 años después, en muchos países angloparlantes a la rueda de repuesta se la sigue llamando, «stepney».
Y durante más de un siglo los coches llevaban rueda de repuesto y herramienta, básicamente un gato y un par de llaves, para cambiarla rápidamente y sobre la marcha. Primero iba fuera, pero con la llegada de las carrocerías autoportantes y la preocupación por la aerodinámica, pasaron a estar dentro… Y éste fue el principio del fin. Porque las ruedas de los coches cada vez eran más grandes, sobre todo de anchura, e incluso en ciertos coches no eran iguales delante que detrás.
¡Dame una galleta!
Al principio las ruedas de repuesto eran como las otras cuatro, pero con la popularización de las llantas de aleación pasaron a ser del igual tamaño, pero llanta de chapa. Pero los coches tenían cada vez ruedas más y más grandes y encontrarlas alojamiento en el interior era cada vez más difícil. Y a alguna mente privilegiada se le ocurrió hacer unas ruedas de repuesto que llamaron «de emergencia», pero que todo el mundo conoce como ruedas de galleta. Las ruedas tipo galleta se extendieron rápidamente, porque tenían la ventaja de ser baratas y ocupar poco espacio y total, para salir del lío te valían.
¿Te comprarías un neumático chino?
Y llegan los kit y los «Runflat»
Y a otra mente privilegiada se le ocurrió que hay una forma de ocupar aún menos espacio que una rueda de galleta: ¡No llevar rueda de repuesto! A cambio te dan un kit reparador de pinchazos. Al llegar a este punto la respuesta está clara: ¿Has intentado arreglar una rueda pinchada con estos kits? Yo sí, varias veces y la verdad es que si el pinchazo es pequeño, no resulta difícil y sales del apuro, pero si es un corte… pues no tiene arreglo.
Y luego están las ruedas Runflat, que en contra de lo que se dice por ahí no son ruedas que no pinchan, sino que permiten circular con ellas pinchadas. Su funcionamiento es muy sencillo, llevan una estructura interna en la que se apoya la banda de rodadura cuando el neumático no tiene aire. A mí no me convencen, porque el comportamiento del coche no es bueno, las ruedas pesan un montón y son muy caras. Aunque, justo es reconocer, que se está mejorando en este sentido.
Pero, sinceramente, yo echo de menos la tranquilidad que me daba la rueda de repuesto.
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Coche del día
Hablando de ruedas de repuesto he elegido el Land Rover Santana que llevé en la mili allá por finales de los ‘70 y primeros ‘80. ¿Por qué? Porque hice mucho el cabra con él, pero ver la rueda de repuesto sobre el capó me daba confianza y estéticamente, me encantaba. A veces llevaban otra más en el portón trasero.