Las calandras de los coches: ¿Por qué son tan feas?

Parrilla, calandra, rejilla… Todos sabemos de lo que hablamos, esa pieza que cubre total o parcialmente el radiador de un coche. En sus tiempos eran, sin duda, la principal seña de identidad de un coche… ¿Quién no recuerda la parrilla o calandra de los Rolls Royce estilo «Partenón»? Lo que antes fue clave en el diseño y la personalidad de un coche. ¿Por qué ahora son tan feas?

¡No me gustan los coches sin rostro! Y es que la calandra o parrilla de un coche, que de denominaciones también hablaremos, son la parte central de la «cara» de un coche, donde los ojos son los faros, el paragolpes o a veces una «sub-calandra» la boca y la calandra la nariz y toda la parte central.

Para entrar en materia y para daros una pista vamos a ver dos parrillas. Una hecha a mano y que fue la seña de identidad de una marca hasta nuestros días: Rolls Royce… La llamada parrilla tipo «Partenón» que debutó en el Rolls Royce 10HP de 1904, pero que otros modelos lucieron más y mejor, como por ejemplo los Phantom IV de los años 50.

En este vídeo te contamos la historia del volante.

Calandra significa reja en francés

Digo esto porque la palabra «calandra» proviene del francés «calandre» que no, no quiere decir «parrilla» sino que quiere decir «reja».

Francia fue pionera en la automoción y en los primeros coches, como el radiador era muy delicado, se le ponía delante sencillamente una «reja»… En España somos más finos y en vez de reja decimos rejilla o, más habitualmente, parrilla. Un nombre que a mí me gusta más…

Los primeros, primerísimos motores, estaban refrigerados por aire… En realidad, incluso os diría que en los primerísimos motores los ingenieros no habían pensado en ese «pequeño detalle» de refrigerarlos…

¿Conoces la historia de los intermitentes?

La invención el automóvil

Ya que hemos dicho que comenzaríamos por el principio, vamos al principio de todo, cuando el genio Nicolaus Otto inventó, allá por el año 1876, el motor de explosión. Lo montó en un barracón y lo puso en marcha… era muy, pero que muy primitivo, sin acelerador ni sistema de refrigeración y cuando Otto puso el motor en marcha comenzó a subir y subir de vueltas hasta que, literalmente explotó y entonces el señor Otto soltó la mítica frase de: «Es brutal, pero funciona»… muy cierta. Había que refrigerar los motores…

Al principio el sistema de refrigeración eran unas simples aletas que aumentaban la superficie en contacto con el aire, aletas que habréis visto mucho de vosotros en tantas y tantas motos, con motores más simples, más ligeros y por tanto con este sistema de refrigeración… un poco pomposo llamarlo sistema.

Refrigeración por líquido: ¡hay que proteger al radiador!

Pero a medida que aumentaba la cilindrada y la potencia el aire no bastaba y se implantó la refrigeración líquida. Alrededor de los cilindros circulaba agua que, a través de unos manguitos, se llevaba a un radiador delantero. Una simple piedra que golpease el radiador, algo sencillo por esos caminos, provocaba una fuga y una grave avería. ¿Cómo proteger al radiador?

Una solución fácil, simple y eficaz era poner una reja, mejor rejilla de entramado más denso, que protegiese al radiador de estos impactos… así nace la calandra.

Al principio, no siempre el radiador iba delante del todo, como parece evidente para recibir la mayor cantidad de aire posible. Por ejemplo podían ir a los lados del motor, como en el Renault Tipo K de 1902 ganador de la carrera París-Viena.

O incluso detrás del motor, como en otro Renault, el considerado como primer ganador de una
G.P. de la historia, no de F1 que nace en 1950, pero sí GP, que fue el Renault de 90 HP pilotado por Ferenc Szisz, una configuración muy usado por Renault en esos tiempos, como en los 35 HP.

Señal de identidad de una marca

Poco a poco el radiador y su correspondiente rejilla acaban convirtiéndose en señal de identidad de una marca. Hemos citado a varias, por ejemplo a Rolls Royce y a Mercedes, pero no podemos olvidarnos de Bugatti. Su radiador en forma de herradura era típico de la marca y solo con verlo, ya sabías que se trataba de un Bugatti. Y esto fue extendiéndose a todas las marcas.

Se extendió de tal manera que, incluso cuando el radiador dejó de estar «expuesto» sino que estaba tras la propia carrocería, mantenía una forma concreta, como en el caso de la calandra de Alfa Romeo o de los dos riñones de BMW, que han llegado hasta nuestros días.

Una parrilla rotunda, como por ejemplo la de Bentley o Rolls, daba sensación de poderío, pero donde esta virtud se llevó al extremo fue en los USA, con coches con enormes parrillas cromadas. Hay muchos casos, como el primer Corvette, el Pontiac GTO o prácticamente cualquier Cadillac clásico. En este caso no solo era la necesidad de aire para refrigerar y facilitar la «respiración» de los grandes V8, era una señal de poderío…

Motores modernos

Los motores habían mejorado mucho, pero necesitaban mucho aire para refrigerar sus motores. Pero sucedieron tres cosas:

  • Primera: Los sistemas de refrigeración eran tan eficaces que no hacían falta calandras tan grandes.
  • Segunda: La búsqueda de una mejor aerodinámica requería parrillas más pequeñas.
  • Tercero: La llegada de coches que no necesitan poco aire, no necesitan ninguno… caso de los coches eléctricos.

En los coches modernos, incluso térmicos, las parrillas son más pequeñas como podéis observar en Alfa Romeo o Mercedes. En muchos casos, las parrillas son falsas, como en todos los modelos eléctricos. Por ejemplo BMW fue fiel a su parrilla en el BMW i3… pero era una parrilla falsa, no era rejilla sino un adorno, porque el motor no necesita ese caudal de aire. Este paso lo han dado muchas marcas.

Conclusión

La mayor parte de los coches eléctricos tienen una parrilla, por supuesto falsa. Mientras por otra parte, los coches térmicos conservan la suya, cada vez más pequeña.

Una causa más por la que los coches pierden personalidad… aunque hay marcas que se resisten, como BMW, cuya nueva parrilla al principio no me gustaba, pero cada vez me gusta más.

Coche del día

He estado tentado de elegir el Cadillac DeVille Coupé de 1955, porque esos “torpedos” me hacen gracia. Rodrigo os ha buscado alguna imagen. Pero no, al final el coche del día es el Mercedes de la serie C W115, por ejemplo un 220, que para lo que estamos hablando me parece perfecto, porque esa parrilla me tenía enamorado de pequeño.. un diseño de Paul Bracq.

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