Historia del volante. ¡Mejor, redondo!

Seguro que alguno piensa viendo este título: «Máximo ya no sabe de qué hacer vídeos… ¿hay algo que contar del volante?» Mucho. Os propongo un reto: Si después de ver este video no os ha sorprendido nada ni habéis aprendido nada nuevo, me lo decís en comentarios y lo comentaré en un próximo vídeo… ¿Aceptáis el reto?

La mayor representación del automóvil es un volante, pero los primeros coches no llevaban volante. Luego eran finos y de gran diámetro, luego gruesos y de menos diámetro, pero siempre redondos… hasta que a algún genio del marketing se le ocurrió la infeliz idea de hacerlos achatados primero por abajo y luego por abajo y por arriba… infeliz idea, como digo, tomada quizás de la competición. Pero todo esto tiene un por qué y es lo que vamos a contarte hoy.

Los coches de caballos

Ahora a los vehículos tirados por caballos los llamamos «coches de caballos»… El mundo al revés. Porque a finales del Siglo XIX si decías «coche», te referías a un «coche de caballos» y para hablar de automóviles tenías que decir «coche a motor» o «automóvil».

Este no es un asunto de poca importancia, porque los primeros automóviles eran coches de caballos a los que les quitaban los caballos y les ponían un motor. Y ya está. Tanto era así que había coches con motor que conservaban la distribución de los carruajes de caballos, los «vis-à-vis» en el que los cuatro pasajeros iban enfrentados…

¿Sabes por qué el pedal del freno va en el centro?

Al principio, sin volante

Y estos coches, sencillamente, no tenían volante porque estos primeros coches empleaban el mismo sistema de dirección que los carros de caballos. Si llevaba caballos pues salía una barra o «atalaje» a la que se enganchaban los animales… al girar estos, giraba la barra y la barra giraba la dirección.

Si quitabas a los caballos las ruedas las giraba otro «animal», con comillas, el «chauffeur» o «chófer» y lo hacía mediante unas palancas muy similares a un manillar de moto o con una palanca única, que no tenían desmultiplicación alguna… lo que movías el «manillar» se movían las ruedas. ¡Había que estar fuerte!

Vacheron inventó el volante

«Monsieur Vacheron» fue el inventor del volante en 1894, sistema que montó en un Panhard & Levassor que participó con relativo éxito, acabo en décimo primero, en la carrera Paris-Rouen.
El gran invento de Vacheron de hecho no fue el volante, sino la caja de desmultiplicación, lo que ahora llamamos caja de dirección.

¿En qué consistía esto? Muy sencillo, en que el movimiento del volante no tenía una equivalencia «exacta» en las ruedas, sino que estaba desmultiplicada… y el volante podía dar más de una vuelta.

Un volante lleno de cosas

Hoy día, en los volantes, hay de todo: Para controlar el audio, el programador de velocidad, el ordenador de a bordo, el teléfono… y, por supuesto, el airbag. El límite total lo marca un volante de F1, que además de las levas del cambio y del embrague puede llevar fácilmente 25 botones o palancas… así que puedes pensar que poner cosas en el volante es algo muy moderno… ¡Te equivocas!

Casi desde el principio se ponían cosas en el volante que, evidentemente, siempre está muy a mano. Lo normal el acelerador de mano, el avance de encendido… y un tercero que en la gran mayoría de los coches aún perdura: El claxon. Hay coches que llevan el claxon en otro sitio, pero la mayoría de los coches, desde 1920, lo llevan en el centro del volante…

Dirección «asistida»

Vamos a hablar de dirección «asistida» con comillas. ¿Por qué? Porque cuando los coches, y lo que es peor, los camiones, no llevaban dirección asistida, la única solución para que la fuerza sobre la dirección fuese razonable, era poner un diámetro muy grande y una dirección muy desmultiplicada, es decir, cuna muchas vueltas.

¿Sabes cómo se conduce un camión?

Esto no era coto privado ni de los coches de calle ni de los camiones, sino que incluso en la competición y en la Fórmula 1, los volantes eran enormes. La dirección era muy «directa» es decir con pocas vueltas de tope a tope para girar más rápido. Si ves a Fangio y a sus rivales en sus coches verás un volante enorme, imprescindible para poder girar las ruedas, por ejemplo, en un fuerte apoyo.

En cuanto al número de vueltas en coches pesados y camiones que la dirección tuviera cuatro y hasta cinco vueltas de tope a tope era frecuente. Recuerdo de niño ver a los conductores de autobús, cuando giraban 90 grados en una calle, dar vueltas y más vueltas… ya eran dirección asistidas, en general por aire, menos eficaces.

También eran más finos, entre otras cosas porque antes la gente era más “pequeña” en general y, sobre todo, porque desde los inicios hasta que el automóvil comenzó a popularizarse, era frecuente, casi diría que forzoso, usar guantes. Eso también explica los aros de madera barnizada.

Dirección asistida

Ahora hablemos de dirección asistida sin comillas. Hoy en día todos los coches, ¡hasta los F1! Llevan dirección asistida. Todos sabéis en que consiste, pero por si acaso, lo cuento en breve. En la dirección asistida la fuerza que hace el conductor se ve aumentado por un sistema, o bien hidráulico o bien eléctrico. Antiguamente la había de aire comprimido.

De ese modo podemos poder direcciones «directas», es decir, con pocas vueltas de tope a tope, porque tenemos ayuda. Los primeros coches con dirección asistida sorprendían a sus conductores, porque estaban acostumbrados a tener que mover mucho el volante, a «volantear» mucho para girar.

Uno de los coches que fue notable en este fue el Citroën CX, una berlina de representación con apenas 2,5 vueltas de tope a tope. Los conductores habituales de otros coches más antiguos se subían a los bordillos con las ruedas traseras, pues les sorprendía lo mucho y rápido que giraba el coche.

Los volantes son cada vez más pequeños

Los volantes eran cada vez más pequeños, aunque hubo algunas marcas que se resistieron, como Mercedes que durante décadas uso volantes innecesariamente grandes, la asistencia permitió que los volantes fuesen más y más pequeños. A partir de los 90 la medida más o menos estándar era de 38 cm de diámetro y 36 en los coches muy deportivos.

¿Por qué más pequeños? Además de por qué se podía, tenía ventajas en cuanto a confort, habitabilidad y acceso de conductor. A cambio requería estudiar mejor donde ponías la instrumentación para que el propio aro no te la tapase.

Y más gruesos

Porque, paralelamente, según disminuían su diámetro, aumentaban su grosor. Y se hacían de materiales más adherentes, porque ya nadie usaba guantes. Lo mejor, los volantes de cuero, que hoy día son mayoría, o de plástico muy adherente. En la actualidad los volantes son tan buenos que las otrora famosas fundas, han pasado a la historia…

En cierto modo en la competición hubo una «vuelta al pasado» pues se comenzaron a usar volantes que no eran redondos, eran casi como los antiguos en el sentido de que las manos no cambiaban de posición. ¿El motivo? En un F1, por ejemplo, ni en Mónaco tienes que «volantear», no hace falta que cambies las manos ni incluso para girar en la paella de Grand Hotel Hairpin.

Y hubo visionarios marketinianos que dijeron, «vamos a poner estos volantes en nuestros coches». Pero en los coches de calle sí que hay que dar en ocasiones más de media vuelta al volante y cambiar las manos. «Y si el volante no es redondo… es un engorro«. Yo, particularmente, ¡los odio!

La pregunta es: ¿No os ha sorprendido nada ni habéis aprendido nada nuevo? Decídmelo en los comentarios.

Coche del día

Lo tengo claro, una belleza, el Mercedes-Benz W196 de Fangio con su volante gigante. Cuando algún piloto actual lo han probado… ha alucinado.

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