Gordon Murray, junto Adrian Newey, componen el tándem de “ingenieros milagrosos” de la Fórmula 1: cada uno en su época ha tenido el “toque mágico” para hacer un coche ganador. Murray se caracterizó por incorporar a algunas de sus creaciones –del Brabham BT46B de 1978 al nuevo T50 de 2020 pasando por el McLaren F1 de 1992- un aspirador eléctrico de succión para potenciar la adherencia.
El McLaren F1 es todo un súpercoche el siglo pasado, pero también de ahora. Una leyenda de más de 600 caballos y considerado entonces el coche más rápido.