Mercedes-AMG SL, y vuelve a volar

Mercedes, bueno, más bien Mercedes-AMG que es lo mismo pero no es lo mismo, vuelve a poner en escena al modelo SL. Es, por tanto, un Mercedes-AMG SL. AMG es la división de automóviles deportivos de Mercedes. Bien sabido por cualquier aficionado a los coches. Y que el SL lleve incorporado ese nombre directamente en la denominación del modelo, deja ver toda una declaración de intenciones.

No sé si se te acuerdas del primer Mercedes SL, el de 1952. Lo digo porque según Mercedes, hay cosas del diseño de este Mercedes-AMG SL inspiradas en esos orígenes, como la parrilla de catorce lamas. Yo no sé si cualquier parecido con la realidad es pura ficción.

Descapotable, deportivo, potentísimo y con tracción y dirección total

Voy a empezar someramente por lo que se ve a primera vista. Un descapotable de techo de lona, automático, claro. Es un dos puertas, pero un cuatro plazas –un 2+2–. Y de diseño afilado, porque si te fijas en la carrocería, la trasera es más elevada que el morro, produciendo un efecto “cuchillo” muy llamativo. Me encanta, la verdad.

¿Y por qué es una declaración de intenciones que decía antes? Bueno, porque AMG no se suele andar con chiquitas. Si toma un Mercedes lo eleva a la enésima potencia, o casi. Y mira tú por donde, el nuevo Mercedes-AMG SL tiene dos versiones, el SL 55 4Matic+ que tiene 476 caballos, y el SL 63 4Matic+ con 585 caballos. En los dos casos se trata de sendos bloques V8 de cuatro litros de cilindrada. Y no podía faltar en ninguno de ellos tampoco la sobrealimentación por turbocompresor que, en ambos casos, lleva dos. Se anuncia una versión híbrida para más adelante sin precisar ninguna fecha.

Para el Mercedes AMG SL menos potente, el SL 55, las prestaciones ya son, si cabe, casi espectaculares: 295 km/h de velocidad máxima y 3,9” para pasar de 0 a 100 km/h. Y un consumo homologado combinado –WLTP– de 11,9 l/100 km con unas emisiones de CO2 –nuevamente WLTP– de 268 gr/km. ¿No me dirás que si se le ponen unas alas este coche no volaría?

Pasamos el SL 63. Porque si el anterior quizás no alcance la velocidad mínima de sustentación con unas alas, este creo que sí. Anuncia una velocidad máxima de 315 km/h y una aceleración de 3,6” para pasar de parado a 100 km/h. Bueno, la verdad es son sólo dos décimas de segundo con respecto al tiempo del SL 55 que, aunque te parezca poco, conseguirlas es muy difícil. La marca de la estrella homologa un consumo combinado de 11,8 l/100 km y 268 gr/km de emisiones de CO2.

Otra de las particularidades del nuevo Mercedes-AMG SL es que es tracción y dirección a las cuatro ruedas. Para algunos será un sacrilegio, lo sé, ¡haber perdido la tracción trasera, dónde vamos a ir a parar! Claro, que vistas esas potencias, quizás sea de agradecer, y como el peso con esos niveles de caballería no parece importar, pues… El cambio automático es de nueve velocidades.

Un interior de cine o casi galáctico

Dentro, como siempre, saltan a la vista los acabados. Los excelentes acabados, de calidad, de esos en los que se fija la vista aunque no quieras, además de por la combinación de materiales. Y, en este caso, porque la pantalla central –¿exagerada quizás?– parece un televisor de casa por su tamaño o un pequeño cine, como quieras. Es vertical, menos mal, táctil y tiene 11,9 pulgadas. Desde que vimos la del Tesla ya estamos curados de espanto, pero es que en el nuevo Mercedes-AMG me parece demasiado grande. También hay otra pantalla en el cuadro de mandos, el de la instrumentación, que es de 12,3 pulgadas, muy galáctica.

Se pueden seleccionar seis modos de conducción, según sea una versión u otra. Son: “Firme resbaladizo”, “Comfort”, “Sport”, “Sport+” e “Individual”. Estos para el SL 55, que como opción puede añadir el modo “Race”. El SL 63 añade los seis modos de serie. El SL 55 incluye el tren de rodaje AMG Ride Control, y el SL 63 el AMG Active Ride. Una de las diferencias es que el segundo tiene estabilizadoras activas.

Ese pantallón central es el del sistema de infoentretenimiento de Mercedes, el MBUX de segundo desarrollo. Y como este se trata de un modelo AMG, tiene funciones específicas como el modo Performance o el Track Pace.

La opinión de Garaje Hermético

No sé si tenga que ver mucho con el Mercedes SL de 1952, fuera de la marca y el nombre, pero lo que sí sé es que este Mercedes-AMG SL es la caña. Vale, pasa de ser un “simple” descapotable a un verdadero deportivo de altos vuelos, pero “que le quiten lo bailado”.

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