Mazda CX-5, renovación estética y, sobre todo, de equipamiento

Mazda acaba de dejarnos conducir su Mazda CX-5, un SUV que dentro de la marca es el tercer pilar en ventas. Recibe algunos retoques en cuanto a ajustes del chasis, pero sobre todo, aporta actualización estética y de equipamiento. Sigue siendo uno de esos excelentes SUV bien en tracción delantera o total.

Dentro de la marca Mazda, el CX-5 es el tercer pilar de ventas entre todos sus modelos. Argumentos no la faltan, y no solo porque el mercado de los SUV en España supere con creces el 50% de esas ventas entre todo tipo de carrocerías. La verdad es que el Mazda CX-5 sigue siendo, y ahora más con esta actualización, un excelente coche con una calidad de construcción y rodadura que no solo se percibe, también se disfruta en todos los sentidos.

Una actualización que incluye especialmente a la estética y al equipamiento

Así es, esta actualización del Mazda CX-5 se focaliza principalmente a nivel estético y de elementos a aportar como equipación de serie u opción, aunque también ha habido algunos ajustes en el chasis referentes a aumentar un poco la rigidez del mismo, ajustar las suspensiones y reducir ruidos y vibraciones. Hasta su siguiente generación, que será la cuarta, ahora el CX-5 recibe un balón de oxígeno que le seguirá manteniendo como un producto a tener muy en cuenta entre los SUV actuales. La gama de motores, por ejemplo, es la misma que hasta ahora.

Efectivamente, en marzo de 2020 Mazda dará a conocer su nuevo modelo CX-60 y, mientras tanto, nos ha enseñado y dejado montar en el Mazda CX-5 para corroborar su buen tacto y conducción en todos los sentidos, pero además la buena calidad percibida o los nuevos niveles de equipamiento, que incluso atañen a nuevos colores. Ahora, que nadie sufra, el famoso color rojo metalizado, o granate metalizado con el que tantas ventas está haciendo la marca en todos sus modelos, sigue estando en la gama.

Hay que fijarse un poco para ver que ahora la parrilla tiene otro diseño. También que los faros adoptan nuevas formas para adecuarse a todo el conjunto además de tener la tecnología Smart Full Led Adaptativos para una mejor y más eficiente iluminación. También en cuanto a llantas se refiere, de 19 pulgadas de diámetro, reciben nuevos diseños en sus diferente variantes. Por lo mismo, los grupos ópticos traseros también han sido rediseñados.

Desde el Mazda CX-5 más económico al más costoso, de serie cuentan con llantas de 19 pulgadas, luces diurnas de leds, pantalla interior de 10,25 pulgadas de tamaño, sistema multimedia Mazda Connect, cámara trasera de ayuda al aparcamiento, compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay, etc. O sea, verdaderamente completo.

Hay tres acabados especiales sobre los que gira el Mazda CX-5 (también otros modelos de la marca que abarcan estos mismos tres nombres o alguno menos). Son el Newground, Homura y Signature, que representan el “más off road”, el “más elegante” y el “más premium”, respectivamente. Luego existen también los acabados conocidos, que son el Origin, Evolution y Zenith.

En el acabado Newground, que es nuevo en la gama, está enfocado como el más aventurero y es fácil distinguirlo porque se ensalzan algunos elementos a la vista. Según el color exterior, tiene las molduras interiores y otros detalles en negro o en verde. En las imágenes puedes ver el nuevo color Zircon Sand y como resaltan las molduras interiores de los aireadores, y resaltan bastante, ahí queda eso…

Un interior con mejores asientos o un cargador inalámbrico conforman algunos de los nuevos detalles

Dentro hemos observado varias cosas, todas buenas. Por un lado, el diseño general no ha variado. Los cambios de esta puesta al día del Mazda CX-5 no son profundos. Lo que no significa que sean banales ni que carezcan de interés. Por ejemplo, la capacidad de maletero sube 55 litros y se sitúa ahora en unos buenos 522 litros, además con unas superficies agradablemente cúbicas, que son las más “dulces” a la hora de cargar y eso.

Por un lado, los asientos han sido objeto de más esmero. No solo en su diseño, sería lo de menos aunque fuese lo que más resaltaría. Son más grandes y con el mullido en algunas zonas algo más blando. Esto redunda en que son mejores y más cómodos. Son de esos elementos que aunque conducimos y no los vemos tanto, se dejan sentir y de qué manera. Según el equipamiento, ya se sabe, pueden llevar costuras en algunos colores, y a los del acabado especial Newground nos remitimos.

En el salpicadero destaca la pantalla central del sistema multimedia Mazda Connect de 10,25 pulgadas. En mi opinión es perfecta. Ya sé que la tendencia es la hacer pantallas casi de televisión, pero a mi no me gustan tan grandes. En esta de Mazda, primero está situada en una posición que no estorba pero que se puede consultar rápidamente porque está en ese horizonte perfecto de la vista cuando conducimos. Segundo, es rectangular en posición horizontal. Me parece perfecta, no digo más y aquí que cada uno opine lo que quiera que tendrá razón igualmente.

Entre otros detalles que equipamiento que tiene o que puede tener según el nivel de acabado, no podían faltar los asistentes a la conducción, aunque tal y como va de bien el Mazda CX-5 cuando lo conduces, hasta podrían sobrar. Pero la actualidad manda, lo entiendo. Por ejemplo, está el sistema de mantenimiento de carril, el de detección y lectura de las señales de tráfico, el programador de velocidad, cámaras alrededor del coche para un visión cenital de 360 grados, o el asistente del tráfico. Vamos, completo no, lo siguiente y eso que hay coches que suman aún más elementos.

Se puede elegir en el Mazda CX-5 entre diésel, gasolina, cambio manual o automático y tracción 4×2 o 4×4

Bueno, en realidad, y como he dicho antes, este porfolio de mecánicas y combinaciones no ha variado respecto a al etapa anterior del Mazda CX-5. Lo cual, en realidad, tampoco es que sea negativo, todo lo contrario porque la oferta era, y es, bastante completa. Eso sí, nada de hibridación de ningún tipo ni tampoco nada de mecánicas eléctricas donde elegir. Aquí lo que hay son dos mecánicas de gasolina (dos salidas de escape por detrás) y dos diésel (una salida de escape), y por ello etiqueta C de la DGT al canto para todos.

Empecemos por los de gasolina. La cilindrada es de 2.0 litros en todos los casos, y sin sobrealimentación de ningún tipo. La tecnología de la marca es la SKYACTIV-G que es como denomina Mazda a su motores con este combustible. Se despachan, como digo como hasta ahora, con una potencia de 165 caballos y otra de 194. La verdad es que por rendimiento funcionan muy bien, muy suaves, muy lineales y con suficiente entrega en todo momento. Si que igual y requieren jugar un poco más con la zona intermedia del cuentavueltas e incluso un poco más para una respuesta más desenfada.

En el caso de los motores diesel, o SKYACTIV-D, aquí las potencias son de 150 caballos y de 184. Ambas se respaldan con sobrealimentación por dos turbocompresores que, en condiciones de utilización, hacen una verdadera delicia su uso, porque siempre hay respuesta y una respuesta con fuerza de esas que uno siente que el pedal del acelerador es un elemento poderoso.

En cuanto al tipo de cambio, ya he dicho que hay manual de seis velocidades, o automática del mismo número de relaciones. A mi, en lo particular, ambas me han gustado. La manual se maneja con bastante soltura, no hay que estar especialmente atentos a cada recorrido de cambio y encima es suave. La automática es de convertidor de par (6AT) también es suave, y especialmente recomendable para los que no quieren estar haciendo ese juego de pedal de embrague y palanca de cambios porque quieren conducir más relajados y cómodos. No hay un gran resbalamiento que se note, por lo cual, creo que es un cambio también my acertado.

Ahora también hay que mencionar elementos como el Mi-Drive del Mazda Itelligent Drive con el que se pueden seleccionar tres modos de conducción: Normal, Sport y Off-Road. Bueno, el tercer modo solo para las versiones de tracción total.

De esta forma, el Mazda CX-5 es ahora más suave porque se cuela dentro menos ruido y también menos vibraciones (es difícil cuantificar en qué medida exacta), pero sobre todo, tiene una conducción que, especialmente en el caso de los diésel, es realmente buena por respuesta al acelerador. No es que en los gasolina no sea así, sencillamente es que hay que tirar un poco más de cambio para conseguirlo y, a cambio, incluso suenan menos. Los cambios en la suspensión y las mejoras en el chasis dejan un CX-5 que no tiene un tarado deportivo, ni se le espera, pero que contiene muy bien todos los movimientos que se producen en carretera ofreciendo una más que positiva estabilidad. Eso se traduce en una gran confianza en la conducción, sin duda alguna.

Los precios del Mazda CX-5 comienzan en 28.400 euros y corresponden a la versión SKYACTIV-G 2.0 MT 2WD Origin de 165 caballos de potencia. Se precio es con descuentos, porque sin ellos el precio es de 30.900 euros. El más costoso en la gama es el Mazda CX-5 SKYACTIV-D 2.2 4WD 6AT Signature de 184 caballos que cuesta 46.600 euros y que, aplicándole el descuento oficial, son 1.500 euros menos.

La opinión de Garaje Hermético

El Mazda CX-5 es un coche, otro SUV, que vale, ya lo sabemos, estamos pesados con ellos, pero que es noticia porque afina aún más su excelente calidad de rodadura y aumenta confort y equipamiento.

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