El camino de la electrificación en las marcas de coches va en serio. Mucho. Lo digo por quien también en esto sea un negacionista. Ahora BMW empieza a comercializar el iX, un SUV del tamaño casi de un X5 que no solo es “inteligente” en la gestión del motor y la electricidad, también es un producto súper tecnológico que va más allá, si se quiere, del mero hecho de conducir. Hay dos versiones, el BMW xDrive40 de 326 caballos y 87.150 euros, y el BMW iX xDrive50 de 523 CV y 105.150 euros.
El nuevo BMW iX es un coche de tamaño similar a un BMW X5 (son casi cinco metros de coches nada menos), solo un poco más bajo y estrecho. Pero a cambio tiene una distancia entre ejes de 3 metros y un maletero de 500 litros. Lo que se traduce es más o menos el tamaño de un X5 y la capacidad, o más bien, gran habitabilidad interior. Hasta ahí es, más o menos, la definición de este coche para situarlo en su justo contexto.
El BMW iX es un coche totalmente eléctrico en el la estructura sitúa la batería en el piso del coche para que no estorben en espacio y ayuden a bajar el centro de gravedad, por ejemplo. Es el segundo coche totalmente eléctrico de BMW después del iX3. La tercera variante en la gama eléctrica será, pronto, el BMW iX4. Se ha concebido, construido, pensado y es vendido como un eléctrico total y puro. Para dentro de cuatro o cinco años, la electrificación en BMW (híbridos y eléctricos) será de un 50 por ciento. Para 2035 será total.
De ahí la importancia de los coches eléctricos ahora mismo. Por eso, el BMW iX es eléctrico con dos motores. Uno está delante y el otro detrás. Por eso también es un tracción total. Es además el coche de la marca en el que han recaído la implementación de las máximas innovaciones tecnológicas que, normalmente, se daban a conocer siempre en las nuevas generaciones del Serie 7 que es, o era, ya no sabemos, el máximo estandarte de la marca; el Serie 7 será también en algún momento eléctrico (i7). ¿Será porque las berlinas están de capa caída? Bueno, quizás, pero también porque ha coincidido con este coche que es uno de los más tecnológicos de la marca y del mercado.
Su diseño llama la atención. Además de por su tamaño, por esos riñones de la marca que ya no están ahí para refrigerar nada, y que también son enormes. El capó delantero no es practicable para el usuario normal porque no hay nada que ver para este.
Una curiosidad es que el logo delantero es además la toma de llenado del limpiaparabrisas, que se levanta y da paso al orificio para relleñarlo; básicamente es toda la intervención que el usuario necesita.
En los laterales es fácil ver los huecos de los abridores para las puertas. En realidad están enrasados y para abrirlas hay que meter la mano por dentro y pulsar una palanquita; por dentro las puertas no tiene tiradores y se abren pulsando un botón.
La parte trasera llama también la atención por su diseño estilizado (es uno de esos coches que me gustan tanto por delante como por detrás).
BMW presume de que el iX es un coche sostenible no solo en su utilización, también desde su fabricación por el control desde sus elementos más básicos y sobre todo de la fabricación de la batería, hasta la electricidad que se utiliza en la fabrica alemana de Dingolfing, en Alemania.
Hay dos versiones del BMW iX, el xDrive40 de 326 caballos y el más potente xDrive50 de 523, una pasada de motores
De momento, la gama se conforma, y más que de sobra, con dos versiones, en ambos casos con suspensión neumática. La primera, si quieres la de acceso, es la correspondiente al BMW iX xDrive40. Tiene nada menos que 326 caballos, con los que ya se mueve no como pez en el agua, más bien como un auténtico delfín. Hay potencia y agilidad de sobra para un modelo como este. Yo diría, me atrevo a decir, que es más que suficiente para moverse con muchísima soltura.
El BMW iX xDrive40 ofrece además un par acorde al coche, 630 Nm. Las prestaciones, sobre todo en dinamismo, son bastante positivas. De 0 a 100 km/h necesita solo 6,1 segundos, aunque el tema importante, el que todo el mundo quiere saber cuando se trata de un coche eléctrico, es la autonomía (WLTP), la batería, etc. Para el BMW iX xDrive40 la autonomía anunciada es de 425 kilómetros con un batería de 76,6 kWh brutos, y una capacidad útil de 71 kWh.
Para la versión más potente BMW iX xDrive50 sus 523 caballos de potencia declarada lo sitúan como un peso pesado en el mundo de los coches eléctricos. Por ejemplo, la autonomía alcanza, según BMW, 631 kilómetros, gracias a que la batería es de 111,5 kWh brutos, que son 105,2 kWh de capacidad útil. Si lo traducimos también en lo que es capaz de correr, el dato de pasar de 0 a 100 km/h es de 4,6 segundos.
¿Y la carga o recarga? Bueno, como siempre, depende de las circunstancias. Pero lo bueno es que el BMW iX puede cargar hasta 150 kW en lo que respecta al xDrive40, y 200 kW para el XDrive50. Así, los tiempos de carga que ofrece BMW ponen de manifiesto que desde un 10% de carga, y hasta un 80% (lo recomendable normalmente) basta solo con 10 minutos a esas potencias para obtener unos 120-150 kilómetros de autonomía.
Por supuesto, el BMW iX puede enchufarse en un enchufe convencional también que, a unos 11 kW, llevaría unas 11 horas para un carga total desde el 0% de batería. Normalmente, la permisividad de carga está predeterminada por debajo de esa máxima potencia, por protección, pero se puede permitir hacerlo hasta esos 150/200 kW citadas metiéndose en la configuración del ordenador.
Un interior tan tecnológico como futurista y donde la digitalización y la conectividad son los reyes
Dentro, especialmente en los asientos delanteros, el BMW iX parece una nave espacial. O casi. Tiene dos pantallas unidas en horizontal que dan una gran sensación de amplitud y tecnología porque todo parece partir o nacer en ellas.
De hecho, hay pocos botones físicos en el salpicadero porque muchas funciones, casi todas, están ahora en los menús del software de los diversos sistemas que están «dentro» de esas pantallas. La pantalla más pequeña, la que sería la de cuadro de mandos y eso, es de 12,3 pulgadas, y la central, de 14,9 pulgadas que, así unidas, conforman un panorama digital curvado de más de 20 pulgadas de tamaño ¡Qué barbaridad! Y es que igual, en este coche a veces, parece que lo de conducir queda relegado a un segundo o tercer plano. Pero es alucinante, de verdad.
Son tantas las cosas que el nivel tecnológico del sistema operativo puede hacer, desde la compatibilidad sin cables de los smartphones hasta hablar con dicho sistema operativo y decirle que baje o subas las ventanillas, que busque una dirección, etc. que casi parece la nave Start Trek y su «ordenador parlante» y que, a su vez, puede dejar desplazados a las generaciones menos digitales.
Además, entre las numerosas funciones, que bien vale la pena explorar antes de conducir aunque lleve, literalmente un buen tiempo, el sistema es capaz de «aprender» con nosotros, de nuestros gustos o nuestras acciones y, por ejemplo, aconsejar sobre bajar una ventanilla porque así lo hacemos nosotros, decirnos si hay una nueva ruta más despejada o bonita, et., etc. Según BMW, el iX tiene un nivel de conducción autónoma de nivel 2, pero está preparado con sensores y herramientas de todo tipo para el siguiente salto cuando haya de producirse. Tiene ya red 5G.
Otro aspecto curioso, a mí me lo parece, son los llamados sistemas de suscripción para algunos elementos. Para mí es totalmente nuevo y todavía estoy digiriendo la idea. Se trata de suscribirse con el mail y la app de turno para poder activar algunos de los elementos con que ya está equipado el coche por un plazo determinado de tiempo más o menos corto. Por ejemplo, imaginemos los asientos calefactables. El coche ya tiene ese equipamiento porque sale así de fabrica, pero para poder disfrutar de su cometido hay que suscribirse y… claro, pagar.
Desde el punto de vista de la fabricación es más fácil: todos los coches salen con todo o casi todo el equipamiento. Desde el punto de vista del comprador, digo yo, lo paga pero no lo disfruta sino vuelve a pagar al suscribirse. No sé.
Bueno, sea como fuere, lo cierto es que este BMW iX de BMW es cuando menos alucinante. Tiene una imagen y unas soluciones muy modernas, es grande, espacioso y está hecho con materiales de calidad, además de que su «trazabilidad» en todo el proceso de fabricación está muy cuidado. Ah, y un precio que, como no podía ser de otra manera, tampoco es económico.