Audi R8 V10 Performance RWD, un propulsión trasera y un deportivo excepcional, apasionante

A partir de ahora, tanto la versión Coupé como la Spyder del Audi R8 V10 Performance se comercializan también en tracción trasera, o RWD pero con más caballos que antes. Este propulsión ha pasado de 540 a 570 caballos, elevando mucho más el placer de conducir y disfrutar de un deportivo tan excepcional como es este modelo de la marca de los aros con sabor también a competición.

Si el Audi R8 fue un producto excepcional desde su primera generación, los diferentes restylings y las diferentes evoluciones y/o generaciones han mejorado el producto de forma exponencial. Ahora, tanto la versión de carrocería Coupé, o cerrada, como Spyder, o descapotable, del RWD (Rear-Wheeel-Drive) consiguen anotarse un tanto importante, elevan la potencia de los 540 caballos hasta los 570, o sea, 30 caballos más del ala. Además, también pasan a enriquecer la cifra de par hasta situarse en 550 Nm.

Se fabrica en Alemania, casi artesanalmente, y donde Audi hace también el LMS GT4 y el e-tron GT

Está fabricado, claro, en aluminio y se produce en Böllonger Höfe, en Heilbronn, Alemania. La fábrica de Neckarsulm, donde además se fabrica el Audi e-tron GT y que ha sufrido una ampliación, mezcla la construcción industrial con las mejores técnicas con partes artesanales que no hacen si no mejorar un coche excepcional en todos los sentidos. Siempre que lo tuyo sean los deportivos de altos vueltos como este, claro.

El Audi e-tron GT es un deportivo de cuatro plazas eléctrico que se produce en la misma fábrica del Audi R8 V10 Performance RWD.

Además, en esta fábrica es donde Audi construye también sus coches de competición, como el Audi LMS GT4, que, según la marca, comparte con el R8 de calle alrededor del 60% de las piezas. Por eso, el Audi R8 V10 Performance tiene un gran sabor de competición también.

Este es el Audi R8 LMS GT4, que deriva del Audi R8 V10 Performance y con el que comparte alrededor del 60% de las piezas.

Para España, los precios de partida del Audi R8 V10 Performance RWD son de 179.000 euros para la versión Coupé, y de 193.800 para el Spyder.

Motor V10 y tracción trasera, la combinación perfecta en un coche de motor central trasera y mucha potencia y técnica

Desde la primera generación del Audi R8, el motor de diez cilindros en V fue el rey de la gama, pues además había un V8. Después se quedó como único representante de un deportivo de motor central trasero que, en su tiempo, fue bautizado por la prensa como “el Ferrari alemán”. Y es a partir de este motor V10 de gasolina atmosférico de 5,2 litros de donde se ha partido para incrementar la potencia en una de las versiones del Audi R8 más singulares, la de tracción trasera.

Audi lo denomina Audi R8 V10 Performance RWD. Originalmente, el Audi R8 se empezó a vender como tracción total (quattro) y todavía así lo hace, aunque el de tracción trasera ha quedado, si se quiere, para los más puristas o como un coche más especial.

Hay muchas cosas que decir a favor de este Audi R8 V10 Performance RWD, y me refiero tanto a la versión cerrada como a la abierta cuya rigidez torsional está libre de toda duda, doy fé. Por lo pronto, y si la versión quattro es una auténtica virgueria, hay que quitarle los miedos a quien crea que el R8 RWD es difícil de conducir o llevar. Conducirlo o llevarlo, incluso alegremente, es bastante fácil y seguro con los controles de estabilidad y demás que lleva, amén del excelente trabajo que oficia el diferencial trasero.

Pilotarlo ya sería otra cosa pues, entre que corre como un rayo y que sin los controles es capaz de marcarse derrapadas de escándalo, se hace un coche muy deportivo en el amplio sentido de la palabra.

El V10 empuja endiabladamente si así queremos que sea, y el potencial de aceleración que nos otorga el pie del acelerador, es tremendo, sensacional, apabullante, de vicio. Frente a su hermano de cuatro ruedas motrices, hay dos diferencias claras, fuera del precio, claro. Una es el peso, que ambas versiones RWD es más bajo entre otras cosas porque se ahorran todo el sistema de tracción al eje delantero. Otra es que, aunque el Audi R8 V10 Performance quattro es también capaz de derrapar porque sencillamente la mayor parte del par y la potencia se envían al eje trasero, en la versión RWD, o de tracción trasera, esto ocurre antes.

Este motor V10 tiene, como he dicho, 5,2 litros de cilindrada y 570 caballos a 8.000 revoluciones por minuto, 30 caballos más que antes. El par es de 550 Nm a 6.400 vueltas, y el cambio es el automático de doble embrague que Audi llama S tronic, otro elemento que hace que este coche vaya y se conduzca tan espléndidamente (no hay cambio manual disponible).

Entre otras muchas cosas, la lubricación inferior es por cárter seco, lo permite además de un engrase más eficiente en todas las circunstancias, que el motor sea más compacto en altura y se puede colocar más bajo en el chasis, lo que supone por ende una ventaja al aproximar el peso aún más al suelo.

Motor V10 de 5,2 litros y 570 caballos de potencia.

También hay una eficiencia magistral en la gestión de la inyección dual, o lo que es lo mismo, directa e indirecta. Hay tres fases por la forma en que trabaja. A poca carga, es decir, a poca demanda del pie derecho, la mezcla que entra en los cilindros se produce mediante la inyección directa a través de los colectores. Es la conocida o denominada MPI. A más demanda de ese acelerador, lo que sería a mitad del cuentavueltas, se produce la entrada en acción también de la inyección directa, más conocida en Audi también como FSI; ambas, inyección indirecta e indirecta función en conjunto. Audi dice que en esa situación el reparto del trabajo por parte dela inyección indirecta y la directa es de un 50/50%.

Y una tercera fase, que no es que sea consecutiva, es en la que el conductor hace uso de todo el potencial de la mecánica pidiendo todos los caballos que se anuncian, o del par que hay disponible… conduciendo con ganas, vaya. Es entonces cuando la inyección directa se encarga “sobre el 85%” para que la gasolina llegue a los cilindros. En realidad, en esta situación, los dos tipos de inyección funcionan también a la vez, pero con mayor peso para la inyección directa.

Lo cierto es que es un motor que sube de vueltas espectacularmente bien, ayudado por ese magnífico cambio de doble embrague de siete velocidades. Por medio de un simple kick-dowm, es capaz de bajar de sexta o incluso séptima marcha, hasta tercera o incluso también segunda velocidad, aprovechando en ese momento todo el empuje de forma abrumadora. De verdad que es espectacular, y hasta parece que algo ha explotado detrás por el subidón normal de revoluciones que conlleva y el sonido tan sensacional que produce el motor (en esos momentos, si no estás atento, puede hasta conllevar un corte de vueltas).

En el volante multifunción sigue estando el botón para cambiar el sonido del motor de “normal” a “Sport”. También en el volante está lo que sería el equivalente al «manettino» o ruleta para seleccionar los distintos modos de conducción, y el botón de rojo de encendido y parada del motor. Eso no ha cambiado y sigue siendo muy racing.

Como la construcción es en aluminio, ya lo sabemos, y hay otras tantas partes en las que se emplea materiales ligeros. No es de extrañar por tanto que los 1.590 kilos que oficialmente se anuncian para el Audi R8 V10 Performance RWD Coupé sean, en realidad, un peso bastante contenido. El Audi R8 V10 Performance quattro pesa 1.735 kilos.

La versión Spyder del RWD sube hasta los 1.695 kilos (la versión R8 V10 Performance quattro, 1.770 kilos). Aún así, teniendo en cuenta el tamaño de este coche, larga y ancho, aunque sea bajito, no son precisamente esos kilos sinónimo de sobrepreso. Eso también influye, y mucho, en la forma tan fácil que tiene este coche para conducirse en todo tipo de situaciones, especialmente en curvas. Además, el reparto de pesos anunciado es del 40/60%, bastante afinado.

Audi R8 V10 Performance RWD y R8 GT 4, construcción en aluminio Space Frame.

La suspensión y el equipo de ruedas y de frenado están más que a la altura. Detrás hay un doble trapecio porque además del peso del motor, se tiene en cuenta que es el eje motriz también. El tamaño de los neumáticos, de 19 o 20 pulgadas, pueden mejorarse con la opción de las llantas Cup en medidas 245/30 R20 para el eje delantero y 305/30 R20 para el posterior. Los frenos de disco normales son de 18” de acero y son reconocibles por su borde ondulado, mientras que en opción están también los totalmente recomendables cerámicos de 19 pulgadas. De cualquier forma, el agarre de este coche es descomunal con un límite de pérdida de adherencia muy alto.

Como siempre, este Audi R8 RWD cuenta diversos modos de conducción. Algunos más deportivos que otros. Si se desconecta el control de estabilidad, el coche permite que se pueda deslizar de atrás pero con limitaciones o “derrapadas controladas” como dice Audi. De esta forma se puede disfrutar de un coche como este con bastante seguridad. Aunque ya digo que es un coche que con los controles que lleva, y no hay que olvidar el trabajo también excepcional del diferencial trasero bloqueble. Si ya nos atrevemos a seleccionar uno de los modos en que la tracción trasera y el piloto son los únicos que se atreven con la fuerza del motor, pasamos ya al pilotaje. Ya son palabras mayores, pero ahí está la posibilidad.

La conducción en circuito puede ser toda un experiencia inolvidable si nos olvidamos de todos los controles.

Por primer vez en un Audi R8 de tracción trasera, se ofrece la dirección dinámica, un elemento que ya adelanto se presenta como excepcional también. Es más directa en función de la velocidad, y eso significa tener que mover menos el volante en las curvas, pero sin que sea tan directa que hay luego que corregir.

Prácticamente con un cuarto de vuelta de volante se solventan la mayor parte de las curvas en carreteras viradas, y con mucho menos, en autopista o carretera. Eso va a evitar que tengamos que levantar las manos del volante para configurarlas en otra posición, girar, y volver a ponerlas en su situación de “dos menos diez” menos veces. Según Audi, “en velocidades por debajo de 100 km/h requiere un menor giro de volante respecto de la dirección electromecánica convencional”.

Y los datos son los datos. Yo no he llegado a los 329 kilómetros por hora que dice Audi que a los que puede llegar el Audi R8 V10 Performance RWD Coupé, pero tampoco a los 327 que puede alcanzar el Audi R8 V10 Performance RWD Spyder por evidentes razones, pero por lo vivido con este coches y sus versiones, no lo dudo lo más mínimo.

Es tal su aceleración y la rápida subida de velocidad, que hasta creo que seguro qu pasan de ahí. Tampoco los datos de aceleración se quedan mancos: 3,7 segundos de 0 a 100 km/h para el Coupé, y 3,7 para el Spyder. Apabullantes, sencillamente. Aquí, si he experimentado esa aceleración, que seguro que sí, no me he puesto con el cronómetro a verificarlos.

Todo un señor deportivo no solo por fuera, también por dentro y con el equipamiento de un coche Premium como debe ser

Sin duda alguna, un coche como este Audi R8 V10 Performance RWD podrá ser todo lo deportivo que quiera, que lo es, podrá compartir todas las piezas piezas con el Audi LMS GT4, podrá fabricarse en la misma fabrica y lo que quiera, pero se trata de un coche Premium donde los haya. Y por eso no defrauda en otros aspecto donde tiene también que sacar la nota máxima.

En el interior tengo que decir que se cabe de cine. Aunque llegues al 1,90 metros de estatura no solo hay espacio longitudinal y en altura a la cabeza, también en anchura. El cockpit es toda una delicia por lo bien presentado que está y lo fácil que te sientes adaptado inmediatamente al coche. Todas estas circunstancias son importante en cualquier coche, pero en uno como este, más todavía.

El asiento recoge perfectamente, y deja el cuerpo bajito y estiradito frente al volante y los pedales. Perfecto. No hay pantalla central como en la mayoría de los coches (mejor, dicho sea de paso, porque este es un coche para conducirlo), así que el copiloto se quedará seguramente sin ver el navegador, por ejemplo.

En el interior se respira un aire de calidad pero también de deportivo casi puro.

De todas formas, el Audi virtual cockpit, que no es otra cosa que el cuadro de instrumentos digital, casi se ve desde el espacio (exagero, claro) porque son 12,3 pulgadas de tamaño (o sea, 31,2 centímetros). Ofrece una excelente vista de lo que se desee visualizar: la función del navegador, los relojes o las distintas funciones de fuerzas g, temperaturas varias, etc.

En opción, Audi propone los asientos bucket, o baquets, con regulación eléctrica y ajuste manual en distancia y con distintos acabados en cuero, Alcántara, etc. Detrás de los asientos hay un hueco de 226 litros, más grande que el tímido maletero que hay delante de 112 litros.

El maletero delantero tiene una capacidad de 112 litros.

De todas formas, de todo lo que pueda decir, hay que contar con el programa de personalización Audi exclusive con un mundo de posibilidades, nunca mejor dicho. En opción, Audi también ofrece cosas, además de los asientos más deportivos y los frenos cerámicos, como las luces láser, asistente de luz de carretera, park assist plus con cámara de visión trasera y un largo etcétera.

Los discos cerámicos opcionales de 19 pulgadas son altamente recomendables para alcanzar la perfección.

Así, siendo el Audi R8 V10 Performance RWD un coche de altos vuelos, no cabe ninguna duda, es un coche del que te tendrán que sacar con agua caliente porque es de esos coches, de esos deportivos, de los que parece no cansarte nunca su conducción, su pilotaje y su disfrute total. ¡Larga vida al R8 y larga vida al R8 RWD!

La opinión de Garaje Hermético

Si excepcional y apasionante es el Audi R8 V10 Performance quattro, más aún lo es, si cabe, las versiones de tracción trasera, o RWD, por su condición de propulsión que las hace más singulares. Recomendable solo para quienes en un momento dado, o muchas veces, quieran hacer un uso de este coche tipo «pilotaje». ¡Qué me pongan las dos versiones que me las llevo puestas!

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