Lo confieso, he llorado…

…y unas cuantas veces. De pequeño me decían aquello de «Los niños no lloran». No recuerdo haber sido muy llorón de pequeño, pero en cambio sí de mayor. Unas cuantas veces me he emocionado grabando vídeos… Pero también en situaciones referidas a los coches y la competición… He elegido 5 de esas ocasiones…

No me voy a centrar en hechos luctuosos, aunque los hay… es inevitable. Porque no siempre esas lagrimas han sido de tristeza, otras lo han sido de desesperación, de frustración y de alegría…

En este área de miembros me permito cosas que, en abierto nunca haría. Este es uno de esos casos. Me he limitado a cinco momentos, las cinco ocasiones que probablemente más huella me han dejado, porque son las que primero me han venido a la cabeza… os las cuento por orden alfabético y detrás de cada una de ellas, hay un historia

Barcelona 1979. Quinto Campeonato de Europa de Slot

Ya había ganado algún Campeonato de España, unos cuanto en Madrid y en 1979, en Barcelona, en un colegio llamado «Hogares Mundet» se convocó el Quinto Campeonato de Europa de Slot en tres categorías: Las dos máximas, casi libres, Fórmula Europa y Prototipos Europa y la F1 Scalextric, con coches de F1 casi de serie.

Para mí fue un reto. El circuito reproducía Le Mans y la recta era tan larga que si entrabas con otro piloto te daba tiempo a charlar. Nuestros coches eran una auténtica basura, pero poco a poco, fuimos progresando. En F1 Scx no hice mal papel, cuarto, pero era una categoría menor. En Prototipos Europa había unos catalanes con coches supersofisticados frente a los nuestros e inalcanzables. Otro cuarto puesto.

Pero en F-Europa mi coche, para muchos de ellos una chapuza y para sorpresa de todos, casi diría que incluida la mía, no iba nada mal. Me metí en la final y transcurrido un tercio de la carrera… ¡iba primero! Y con cierto margen. Y entonces llegó el desastre. Se partió un cable, lo puede reparar, pero perdí mucho tiempo. Aquí tengo mi medalla que confirma mi posición final: Vigésimo primero.

Aguanté el tipo, pero al llegar al hotel, mientras recogía, saqué el coche de la maleta y no lo puede evitar: Me puse a llorar. A llorar de rabia y decepción.

El 1 de mayo de 1994. Un verdadero drama

Como gran admirador que era, soy y seré de Senna, en esos tiempos no me perdía una sola carrera de F1. Y menos el Gran Premio de San Marino de Fórmula 1. En este G.P. el viernes Barrichello tuvo un accidente gravísimo del que, por fortuna, salió indemne; el sábado en un grave accidente perdía la vida el piloto austriaco Roland Ratzenberger… y el domingo no se debía de haber corrido. Al menos Ayrton Senna da Silva no debía de haber corrido… pero corrió…

Vi el accidente en directo en TV, pero sinceramente, a pesar de que era evidente que era muy grave, no pensé en tan triste final el piloto brasileño. Poco después, apenas unas pocas horas más tarde, dieron la noticia por TV: Ayrton Senna había fallecido…y, sinceramente, no puede evitar echar a llorar.

24 de noviembre de 1998. Mala suerte

¡Todo estaba preparado! Yo era director de la revista Coche Actual y tenía un almuerzo. Sainz aspiraba a ganar el Mundial y esperé a que el rallye finalizase… o eso creía yo. Tras llegar como virtual vencedor del Mundial al control final del último tramo, di las órdenes oportunas: Portado con «¡Sainz Campeón!«, editorial con Sainz Campeón y el artículo contando el acontecimiento. Y me fui a comer.

No había móviles y el camarero llegó con el teléfono y me pregunto si era Máximo Sant. «Si». Me dijo «tiene una llamada urgente». Y me contaron lo que había pasado. Rompí a llorar que mi invitado, el director de comunicación de una marca, pensó que había fallecido alguien de mi familia. A pesar de trabajar en una marca rival, cuando se lo conté, también soltó alguna lagrimita. Los duro no fue perder el Mundial… lo duro fue perderlo así.

26 de septiembre de 2005. Un sueño cumplido

No voy a escribir nada nuevo, os voy a leer lo que escribí ese mismo día: “…hoy, domingo 26 de septiembre de 2005, he llorado cuando he visto a Fernando Alonso proclamarse Campeón del Mundo de Fórmula 1 en 2005, el Campeón más joven de la historia, el primer español en conseguirlo. Llevo en esto del motor 25 años como profesional y cuarenta y tantos como aficionado, desde que tengo uso de razón (si es que he tenido «eso» en algún momento) y confieso-hoy es día de confesiones- que jamás soñé ver a un español Campeón del Mundo de F1.”

Fernando Alonso me hizo llorar de felicidad porque, sencillamente, consiguió que cumpliese un sueño. Gracias, Fernando.

3 de agosto de 2017. ¡Que injusticia!

Apenas dos semanas antes de esta fatídico 3 de agosto había tenido el privilegio de tener una larga charla, de más de dos horas, con Ángel Nieto. Porque Ángel era tan bueno contando de historias como conduciendo una moto. Ángel era, sencillamente, genial.

Se había jugado la vida corriendo en peligrosísimos circuitos con unas medidas de seguridad más bien escasas. Era una época en la que los pilotos de las categorías pequeñas no se ponían protecciones, a veces ni ropa interior, simplemente un finísimo mono de cuero, porque en las motos de 125 y sobre todo en las de 50, no cuenta cada kilo, cuenta casi cada gramo.

Que Ángel Nieto Roldán ​muriese en un Quad alcanzado por otro vehículo es una ironía del destino. Y una injusticia. Por Ángel lloré dos veces, la primera cuando me enteré de la noticia y después, en el homenaje en el que casi 50.000 motos fuimos desde el parque del Retiro de Madrid al circuito del Jarama…

Sinceramente ver a sus hijos y a su sobrino, emocionaba, pero ver a cualquiera de esos casi 100.000 aficionados emocionaba más. Sinceramente, da igual que sea sobre dos o cuatro ruedas, dudo que en España haya habido y no sé si habrá un piloto tan querido por la afición y por la gente en general como Ángel Nieto Roldán, «Angelito» para los amigos.

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