La primera carrera de mi vida

Muchos, pero muchos, me habéis preguntado por como empecé en las carreras, por mi primera carrera, por mi primera temporada. Pues aquí va el vídeo, os lo adelanto, con pocas imágenes, pero con mucho corazón.

Hay dos cosas que digo siempre y hoy voy a insistir:

  1. Os hablo como auténticos amigos, por una razón muy sencilla: Porque lo sois.
  2. Me encantan estos vídeos porque cuento cosas que no me atrevería a contar en abierto.

Camionero-piloto

Nada más salir del servicio militar, que cuando era joven era obligatorio, encontré trabajo. Me puse a trabajar de camionero, lo que a mis padres nos les parecía mal… a mí, al principio, tampoco.

Y lo primero que hice fue echar números. Una parte del sueldo se iba en ayudar a mis padres, otra en salir con mi novia de vez en cuando y el resto para las carreras… Pero era poco resto.

Había dos competiciones que me podían interesar: La Copa Renault Iniciación para pilotos sin experiencia y la Copa Ford, con el recién presentado Ford Fiesta XR2.

¡Que decepción! Lo tenía crudo, muy crudo. De la Copa Ford, en la que el coche debía ser necesariamente nuevo, ni hablar. De la Copa, si encontraba uno de segunda mano, quizás…

Bernuy de Porreros

Como camionero iba a comprar ladrillos a un pueblo que esta junto a Segovia capital que se llama Bernuy de Porreros y allí conocí a un excepcional piloto, Luis López de la Cámara y me habló de sus amigos los De Castro…

Renault Arévalo

Los De Castro tenían el concesionario de Arévalo y un coche que ahora usaban para ir por la calle, pero que había sido de carreras y relativamente competitivo.

Y a Arévalo me fui con mi principal apoyo en esta locura. ¿Mi novia? No. ¿Mis padres? No. Por supuesto, mi hermano.

Javier Ferrer y «El Panchito»

Me presentaron a otro amigo que había sido propietario del coche y que tenía las barras, Javier Ferrer, aún a día de hoy amigo mío, aunque no le veo mucho. Y quede con él en una cafetería que ya no existe, J5, cerca de la Cruz de los Caídos de Madrid, no la de la Sierra.

Y apareció Jesús Diez de Villaroel, un pilotazo que gano la Copa R5 en 1984 y que entonces se le conocía, con todo respeto, por «El Panchito». Sali muy motivado…. Demasiado.

Primer vuelco

Y único hasta que me han volcado en circuito este año. Ten motivado estaba que me fui a «entrenar» con mi novia a una carretera prácticamente sin tráfico. Y volqué. No todo fue malo: Esa misma mañana había asegurado el coche a todo riesgo.

Otra vez a Arévalo

Llevamos el coche otra vez a Arévalo para reparar. Hubo que hacer bancada. Como no tenía coche y jamás había rodado en circuito Javier de Castro me propuso ir al circuito de Calafat… me alquilé un Seat 127 Especial 1010 y allí que me fui.

Rumbo Estoril

Solo se corría en dos circuitos, Jarama y Estoril, en Portugal, la «Copa Grande» en Alcañiz. Me perdí la primera carrera, que era en el Jarama, así que nos fuimos a la segunda, a Estoril. Iba preocupado, porque por el camino se me estropeo la segunda y casi no entraba… en ese circuito no se metía segunda.

¡Qué haces!

Y llegó el momento de salir a pista. Corría un tal Carlos Sainz, no sé si os suena. Y yo, en mi primera carrera, con un coche con muchos kilometro y poco competitivo, salí dispuesto a arrasar… y caso lo consigo. Tras unas pocas primera vueltas en entrenamiento libres Javier de Castro me paró y me preguntó: ”¿Qué haces?”.

Aquí tienes el vídeo en el que Máximo nos cuenta todos aquellos momentos de la historia que le han hecho llorar.

Mi primera lección

Javier de Castro me dijo que nada de ir derrapando en cada curva, me hizo sentarme en el asiento derecho, porque en estos coches de la Copa había que conservar los asientos, y se puso a rodar… y me enseñó a conducir rápido de verdad…

La carrera

Hice una entrenamientos dignos y salía sobre la mitad de la parrilla, dispuesto a dar la campanada… y casi la doy. Al final terminé de una pieza, con el coche entero y acabé entre la primera mitad.

La temporada

Acabé la temporada décimo, que teniendo en cuenta que era mi primera temporada, que el coche no era competitivo y que me perdí una carrera de seis, no está mal. Pero me arruiné. Para pagar mis deudas necesite un año más y vender mi coche. Fue una lección muy dura, aprendí a que correr, correría, cuando pudiese y como puro hobbies… mis pretensiones de gran piloto se me acabaron en mi primera temporada, fue un baño de realidad.

Conclusión

No es una conclusión negativa, al contrario. Aprendí mucho de las carreras, pero sobre todo de la vida. Hice grandes amigos que me ayudar esa temporada y otras muchas y que aún conservo. Y me permitió también entrar a trabajar como periodista conocedor, desde dentro, de las carreras. ¿Se puede pedir más? Sí, pero para un chaval de un barrio extremo de Madrid, metido a camionero, sinceramente, no está mal.

La pregunta del día

En el mundo del automóvil, ¿cuál ha sido tu mayor «baño» de realidad?

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