La muerte del «segundo coche»

Es una realidad: Los coches pequeños y baratos, el llamado segmento A, está en vías de extinción. ¿Los motivos? Hay muchos, y vamos a verlos todos… o casi todos. Pero te destaco dos… son modelos que ya no son rentables y, desgraciadamente, ya no hay coches baratos… en realidad, estos dos motivos son el mismo, pero «aderezados» con un poco de legislación inoportuna… por ser suave.

Y un apunte más, antes de comenzar: La desaparición del «segundo coche» considero que es una mala noticia para los fabricantes, en parte culpables y en parte, víctimas. En el mejor momento de Europa, al menos de lo que ahora es Unión Europea, en las familias de dos miembros había dos coches y más a medida que llegaban los hijos, se hacían mayores, accedían al carné y necesitaban moverse.

Asequibles, urbanos y con encanto

Definición de «segundo coche». El Fiat 500 es un ejemplo paradigmático de «segundo coche», pero hay otros modelos que también son buenos ejemplos: El Mini, ¡ojo! ¡El original! Y el primer Smart.

Son dos ejemplos muy buenos pues cumplen varios requisitos: A lo mejor no eran muy baratos, pero sin duda eran asequibles. Resultaban particularmente adecuados para el uso en la grandes ciudades por su recortado tamaño. Pero, al mismo tiempo, contaban con un encanto especial, eran algo más que un coche «de mínimos». Eran en la mayoría de los casos el segundo coche de las familias especialmente adecuado para trayectos cortos, urbanos, modelos fáciles de aparcar, que gastaban poco y con mantenimiento reducido.

Pero en el llamado segmento A han militado otros muchos coches, sin ánimo de ser exhaustivo, como la familia Citroën C1Peugeot 108 y Toyota Aygo, los últimos Smart ForFour emparentados a su vez con el último Renault Twingo, aunque también el primero militaba en este segmento. Y no me olvido de otra familia de éxito, en este caso del grupo VAG, la formada por Seat Mii, Škoda Citigo y VW up! Sin olvidar todos los Fiat 500, desde el primero con motor posterior, a su sucesor con tracción delantera y al actual, un remake del inicial. Todos estos modelos, al menos la mayoría, están desaparecidos… ¿los motivos?

¿Por qué desaparecen?

Motivos en cadena. Vamos a ver los motivos, en realidad, una cadena de motivos. El primero es el más claro y evidente: Ya no hay coches baratos. ¿Por qué motivo? Porque no es rentable para las marcas hacer coche baratos. ¿Por qué motivo? Por una legislación que se puede calificar entre absurda o inadecuada… depende de lo «directo» que quiera ser el periodista. Me decanto por absurda. Para los que no creáis que es una normativa absurda, os pongo un ejemplo.

Más caros, más contaminantes… ¿y más ecológicos?

Vamos a escoger a dos coches para este ejemplo. El Seat Mii de combustión, con motor tricilíndrico de 999 cm3 y 60 CV tenía unas emisiones de 105 gr de CO2 por km y cumplía la Euro 5. Costaba, en 2012, apenas 9.000 €. Actualizando ese precio al año actual, hablaríamos de menos de 12.000 €. Primer dato: Cuando el Mii de motor térmico se sustituyó por el de motor eléctrico prácticamente se duplicó el precio y costaba más de 20.000 €.

Y ahora vamos con un coche que cumple la normativa Euro 6, nada menos que un pedazo de Mercedes-Benz CLS 53 «mild hybrid» con un motor de gasolina de 6 cilindros turbo y 435 CV a los que se suma un motor eléctrico de… a ver si lo adivináis… ¡¡¡22 CV!!! Las emisiones de C02 eran de 210 gr por km, que no se las cree nadie, pero pese a eso, el doble que el Mii. Un coche que en 2018 costaba 129.000 € y que al precio de hoy superaría los 150.000 €… pero es ECO y el Mii no, con lo cual puedes entrar a las famosas ZBE… y con el Mii no.

El carísimo coche urbano

Decíamos que una de las condiciones que debe de reunir un segundo coche es que debe ser bueno en ciudad y barato. Soy el primero que defiendo que los coches eléctricos son los más eficientes en ciudad: Son silenciosos, sencillos y cómodos de conducir y además no contaminan donde se usan… pero son caros. Una pareja o una familia que tiene, seguramente, un SUV medio por el que ha pagado alrededor de 30.000 € posiblemente se pudiese permitir tener un segundo coche de menos de 10.000 €. Pero no el doble. Esta situación tienes varias consecuencias, entre ellas…

…El envejecimiento del parque. Vamos a ser justos, esto ha pasado toda la vida, muchas veces el segundo coche de la familia era un coche usado o «muy usado», sobre todo en el caso de que fuese para un conductor novato.

Cuantas veces he oído eso de «al niño que se acaba de sacar el cané un coche viejo para que se fogueé». Uno de los mayores errores posibles por temas de seguridad. Insisto: Al conductor más novato el coche más moderno y con mayores sistemas de seguridad. Pero esta situación se agrava, porque como los coches urbanos y modestos ya no son baratos, pues se recurre a coche usados, a veces, realmente viejos. Pero hay otro problema…

Las Zonas de Bajas Emisiones

Que esos coches «viejos» no pueden entrar en las ciudades. La ecuación es la siguiente: Un segundo coche para poder entrar en las medianas y grandes ciudades debe ser nuevo y por tanto muy caro y los baratos no pueden entrar… ¿Cuál es el resultado de esa ecuación? Adiós al segundo coche.

Volvemos a las legislaciones absurdas. Hay ciudades pequeñas y medianas donde honestamente las ZBE no tienen sentido. Y en las grandes, se persigue al automóvil cuando resulta que hay muchos episodios de alta contaminación en invierno… a causa de las calefacciones. Pero, por si todo esta fuese poco, hay más.

¿Buenos o malos?

Hay otros motivos que colaboran a que ese «segundo coche» desaparezca y que pueden considerarse incluso positivos. El primero, la indudable mejora de los transportes públicos. Este fenómeno es habitual en casi todas partes, pero en España en concreto ha sido clave. Ya no hablo de autobuses, sino del metro subterráneo y de los trenes de cercanías.

Sabéis que soy favorable al empleo de la moto en ciudad y algunos ayuntamientos favorecen este uso. Para mí un acierto. Y por último hay un cambio cultural con la llegada del «carsharing» y «motosharing», sin olvidar a las bicicletas, que con la llegada de ala electrificación, se convierten en una alternativa muy interesante.

Conclusión

Generalmente suelo acabar los videos diciendo «la conclusión es sencilla»… este no es el caso. Pero sí hay algunas conclusiones que me parecen sencillas: La primera, que hay que conseguir que se vendan coches seguros, pequeños y baratos. Es un tema social que todo el mundo tenga acceso a coches ecológicos y seguros a precio razonable.

Otra conclusión: Los objetivos de emisiones y las normativas que los rodean requieren una urgente revisión pues son decididamente injustos. Y una última: Los fabricantes y en general todos los interesados en la industria y la cultura del motor debemos trabajar para que el automóvil recupere esa capacidad de seducción que ha perdido. No es tarea fácil.

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