Datsun Z: El deportivo que acabó con los ingleses

En los años ’60 parecía que solo los europeos sabían hacer coches deportivos. En los USA el mercado de coches deportivos estaba en alza, pero la oferta se limitaba a algunos modelos americanos y, sobre todo, ingleses, que dominaban el mercado. Y entonces llegó un coche que lo cambió todo, que prácticamente barrió a la competencia: El Datsun Z. ¿Datsun o Nissan? Eso también te lo contaremos.

Y vale la pena esta historia, porque como os decía el Z fue un coche que cambió muchas cosas. ¿Por qué?

Primero, contribuyo al declive de los deportivos ingleses y con ellos, de la industria inglesa. ¿Os parece una exageración? Pues ya os digo que no.

Segundo, demostró que los japoneses sabían hacer coches adaptados a otros mercados, porque uno de los méritos del Z fue que se hizo para satisfacer la demanda de deportivos en Estados Unidos teniendo en cuenta sus gustos e, incluso, su talla.

Tercero, demostró que deportividad y fiabilidad no son incompatibles, pues una de las cualidades que siempre ha tenido el Z ha sido esa, la de ser un coche prestacional, pero extremadamente fiable.

Cuarto, por primera vez un coche japonés, muy deportivo, competía en diseño y capacidad de seducción con los modelos europeos y americanos. Los japoneses sabían diseñar coches… aunque la paternidad del diseño del Z fue discutida hasta mediados de los años ’80. También lo contaremos.

Y quinto, muy importante, ofreció un deportivo bonito, con buenas prestaciones, fiable y muy al gusto americano y… por un precio muy ventajoso. Os voy a dar una referencia: En 1970 un Porsche 911 con su motor de 2,2 litros y 125 CV era un modelo completamente equiparable al 240 Z que ofrecía 151 CV con mediciones SAE, o sea unos 135 CV de verdad; desde luego la marca Porsche era un todo en referente, tanto o más que ahora, mientras que la marca Datsun se asociaba a coches pequeños y utilitarios. Pero es que el Z costaba menos de la mitad.

En Nissan tenían clara una cosa: Su objetivo era el mercado americano y querían un coche que gustase a ese público. Habían contratado al diseñador alemán Albrechtn Von Goertz, quien había trabajado en Studebakers nada menos que con Raymond Loewy, probablemente el más famoso diseñador americano.

Goertz presentó varios diseños y prototipos, insistió en temas como la habitabilidad talla USA, ya que los japoneses eran y creo que siguen siendo mucho más pequeños y en temas como ofrecer un buen maletero, accesible y con capacidad para un par de juegos de palos de golf… todo muy yanqui.

Pero al final, el responsable del diseño del Z fue el japonés Yoshihico Matsuo y su equipo, quienes, sin lugar a dudas, se inspiraron en el diseño de Goertz. Tanto es así que durante años y años Goertz reclamó la paternidad del Z, algo que de algún modo consiguió cuando recibió una carta de Nissan reconociendo que su trabajo “influyo” en el diseño del Z… vamos, como niños.

Pero el Z no solo era una cara bonita. Motor y bastidor ofrecían soluciones muy interesantes. El motor era “un seis cilindros” en línea con árbol de levas en culata, que nació como dos litros, entre otras cosas por temas fiscales, pero luego fue subiendo de cilindrada hasta casi los 3 litros. En cuando al bastidor, por supuesto monocasco, contaba con un subchasis trasero y suspensión independiente.

Por fin, en diciembre de 1969 se pone a la venta el Datsun 240 Z o el Fairlady Z, según los mercados y tiene un éxito instantáneo. Pero no sólo en los USA, sino que también en Europa y en Japón, el coche se vende muy bien y recibe criticas muy favorables.

En 1974 el 240Z se convierte en 260 Z. Este cambio no se limita al motor de 2.6 litros, sino que incluye los paragolpes reforzados imprescindibles en los USA, catalizador y llega la versión 2+2 con distancia entre ejes alargada en 30 cm. No mucho mas tarde aparece la versión 280Z, ya con inyección de combustible.

El éxito del Z fue apoteósico. En sus primeros cuatro años de vida Nissan vendió más de 250.000 unidades, una de cada cinco en Estados Unidos. Borró del mapa a los obsoletos deportivos ingleses, compitió sin complejos con el Jaguar E y el Porsche 911 que le duplicaban en precio. La segunda generación, el 280ZX, se lanza en 1978 ya solo como versión 2+2. Gana en practicidad, lujo y confort, pero pierde en deportividad y, en mi opinión, no es tan puro ni tan bonito. Pero la filosofía Z continuó con el impresionante Nissan 300ZX de 1983 y luego con los 350Z y al actual 370Z herederos directos de la filosofía de este mítico modelo.

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