Llevamos ocho años de aburrimiento: Los motores Mercedes son cada vez mejores, mientras los demás involucionan o anuncian su retirada. A estas alturas a nadie le cabe la más mínima duda de que el mayor fracaso de la historia de la Fórmula 1 es la implantación de los motores híbridos.
Ya sé que ahora es fácil decirlo, pero no compartí la ilusión que vivieron muchos cuando en 2014 arrancó una nueva era híbrida en la F1. Sí, era cierto que suponía un avance tecnológico importante y un guiño a la ecología y sostenibilidad pero yo no lo veía claro. ¿Por qué? Porque para mí un F1 debe ser, por encima de todo, un coche rápido, el más rápido del Mundo y su reglamento debe permitir por un lado avances técnicos y al mismo tiempo, que exista competencia. No digo que sea fácil… pero había que intentarlo.
Hasta 2014 los motores eran V8 atmosféricos de 2.4 litros y ese año pasaron a ser V6 Turbo de 1,6 litros y sistemas híbridos. ¿Por qué? Porque se suponía que eso era lo que interesaba a las marcas, que ya estaban apostando por los coches híbridos. Para mi este es el primer fallo: La F1, como laboratorio de alta tecnología, debería ir por delante de los coches de calles, no por detrás… no veo claro llevar a la F1 un tipo de tecnología porque se use en los coches de calle…
Desde la creación del Campeonato del Mundo en 1950 hasta 1966, hubo varios reglamentos que limitaban únicamente la cilindrada en función de si se usaba sobrealimentación o no.
Entre 1966 y 1988 llega la estabilidad, con la llamada Fórmula 1 de “tres litros”, pues se limita la cilindrada a 3.000 cm3 que solo pueden ser 1.500 cm3 si se utiliza turbo. Esta es una época dorada, no solo porque mucha de la tecnología que se utiliza para la F1 llega después a los coches de calle, sino porque hay una variedad de motores espectacular, de 4, 6, 8 y hasta 12 cilindros, turbos y atmosféricos y con marcas como Alfa Romeo, BMW, BRM, Ferrari, Ford, Honda, Matra, Porsche y Renault, entre otros. Algo impensable hoy día, que en una parrilla haya tantos tipos de motores y de marcas…
Entre 1989 y 1994 se prohíbe el turbo y se fija la cilindrada en 3,5 litros. Los antiguos motores de 8 y 12 cilindros conviven con los nuevos V10, con Renault y Honda como máximos representantes de este configuración. Pero en 1995 se impone una nueva rebaja a 3 litros de cilindrada y llega el reinado de los V10.
En 2006 comienza la locura y la FIA decide cortar las alas a los ingenieros. No es que los motores deban ser obligatoriamente atmosféricos de 2.4 litros, sino que se dice cuales deben ser las cotas de diámetro y carrera, se pone un peso mínimo, un máximo de 4 válvulas, solo se permite un inyector y una bujía por cilindro y una larga lista de limitaciones que impide que los motores de F1 puedan aportar ningún avance significativo, pues el reglamento supone una limitación feroz a cualquier novedad.
Y por fin en 2014 se estrena el reglamento que sigue aún vigente: Motores V6 a 90 grados de 1,6 litros, turbo y dotados de sistemas híbridos. Si la idea era abaratar costes y que hubiese más igualdad, podemos decir sin temor a duda que este reglamento ha sido un auténtico fracaso que ha conseguido probablemente la F1 más aburrida de la historia con coches que no derrapan, no hacen ruido, con el monopolio total de una marca de coches y la espantada de las demás marcas.
Honda ya ha anunciado su retirada en 2021 y esto supone una crisis sin precedentes. Y quizás después se vaya Renault. ¿Qué pasaría si se va Renault? Que en la F1 habría muchos equipos, pero solo dos marcas, Mercedes y Ferrari.
A largo plazo hace falta un reflexión sobre que queremos que sea la F1. Porque, no nos engañemos, por mucho motor híbrido que usen, es difícil vender ecología en la F1 con todo el montaje que conlleva de traslados, movimiento de toneladas de materiales, uso de neumáticos…
Sé que este vídeo puede ser polémico porque la F1 actual tiene defensores y detractores, por eso, más que nunca, os pido vuestros comentarios… y si hay “material” suficiente, volveremos cobre el tema.
Coche del día: He elegido un coche que tiene algo que ver con los avances de la F1 llevados a los coches de calle. En 1991, con la tecnología del turbo ya muy desarrollada, hubo una marca que lanzó un coche de 1.6 litros atmosférico pero de 160 CV: El
Honda Civic 1.6 VTi o VTEC con distribución variable.