No sé si os pasa a vosotros, pero a mí me encantan esos coches que parecen inofensivos, casi de “padre de familia”; como dice un amigo mío, de “persona mayor”… Pero que ocultan un nivel de prestaciones insospechado para los no entendidos.
Hoy os traigo unos cuantos de estos “lobos con piel de cordero”:
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